martes, 1 de diciembre de 2009

World Rainforest Movement

Número 148 - Noviembre 2009

*NUESTRA OPINIÓN *

El necesario cambio en el proceso sobre cambio climático <#1>

REDDiseñando "BOSQUES"

Maquillando el desierto verde en Copenhague <#2>

*EL CIRCO DE COPENHAGUE *

El circo de Copenhague <#3>

Plantando árboles en los desiertos <#4>

Detrás del atractivo nombre de “biochar” <#5>

Acrobacias varias: barcos de nubes, espejos espaciales, mares
pulverizados con hierro y cosas por el estilo <#6>

El mercado de carbono: trapecistas sin red <#7>

Carbono neutro: como por arte de magia <#8>

VOCES SENSATAS

Declaraciones relevantes <#9>

AMPLIANDO EL DEBATE

Política sobre cambio climático: ¿quizás el género haga la
diferencia? <#10>

NUESTRA OPINIÓN

- El necesario cambio en el proceso sobre cambio climático

Cuando una casa se está incendiando, lo que importa es apagar el
incendio. Si bien todos los vecinos pueden ayudar, se espera que los
bomberos asuman la dirección de la operación y que el Estado brinde
todo el apoyo necesario para la extinción del fuego. Una vez
extinguido, los expertos determinarán las causas del incendio y, en
caso de haber sido provocado, se establecerán las responsabilidades y
penalidades correspondientes. Pero lo primero es apagarlo.

El resultado del calentamiento global es muy parecido a un incendio,
pero el proceso ha sido el inverso. En este caso, ya se conocen las
causas del incendio (el uso de combustibles fósiles) y ya se sabe
quienes lo iniciaron (los países industrializados). Sin embargo, los
bomberos brillan por su ausencia y los estados negocian
–literalmente, hacen negocios- mientras las llamas se propagan cada
vez más rápido.

Lo más triste es que hace años que se sabe lo que se necesita para
extinguirlo: dejar de usar combustibles fósiles (petróleo, carbón
mineral y gas natural). Si bien existen otros elementos que agravan el
cambio climático –como la deforestación- lo cierto es que la
única fuente de gases de efecto invernadero que acrecienta el stock
de carbono en la biósfera –y por tanto la causa central del
calentamiento global- es la quema de combustibles fósiles. La
solución está entonces a la vista: todos los esfuerzos deben
centrarse en su sustitución por otras fuentes de energía.

El uso de combustibles fósiles se inició con la Revolución
Industrial y se globalizó a partir del modelo de desarrollo
económico impuesto en todo el mundo por los países industrializados.
Como consecuencia, la cantidad total de carbono en la biósfera ha ido
en constante crecimiento, dando lugar al efecto invernadero. Es claro
entonces que dichos países son los principales responsables del
incendio actual y que en consecuencia deben asumir la responsabilidad
que les corresponde y adoptar las medidas necesarias para detener el
proceso.

En ese sentido, lo primero es que los países industrializados
introduzcan cambios drásticos en la producción y uso de energía a
nivel nacional, que resulten en la sustitución de combustibles
fósiles por otras fuentes de energía en plazos perentorios y
claramente especificados. Tales medidas deberán incluir a las
empresas transnacionales, imponiéndoles a sus operaciones en todo el
mundo las mismas restricciones sobre la producción y el uso de
energía que se aplican en el país en el que tengan su sede central.

Vinculado a lo anterior, los principales responsables del cambio
climático deberán comprometerse a no “exportar” el problema a
terceros países, tal como está aconteciendo con la importación de
agrocombustibles producidos a expensas de los recursos y el bienestar
de poblaciones de países del Sur.

Al mismo tiempo, los principales responsables del cambio climático
deberán generar condiciones adecuadas –incluyendo asistencia
económica y técnica- para que los países no industrializados puedan
recorrer un camino de desarrollo libre de combustibles fósiles.

En particular, los países responsables del cambio climático
deberán compensar económicamente a aquellos que se comprometan a no
explotar sus yacimientos de combustibles fósiles, como aporte a lo
que adeudan al mundo por su impacto climático.

Sin embargo, lo anterior no implica que los demás países –el
“vecindario”- no pueda también contribuir a apagar el incendio.
Más allá de las divisiones Norte-Sur, lo cierto es que el actual
modelo de desarrollo económico ha sido impuesto en todo el mundo y
que el mismo incluye el uso masivo de combustibles fósiles. Ello
implica que todos los países, sin excepción, deberían hacer los
máximos esfuerzos para erradicar su uso.

El “derecho al desarrollo” esgrimido por algunos países
económicamente poderosos del Sur es por supuesto un derecho, pero que
no se puede ejercer a costa del clima de un planeta que es de todos.
Eso significa que si bien dichos países no tienen la responsabilidad
histórica por el cambio climático –ni las obligaciones que ello
conlleva- deben reconocer la necesidad de adoptar medidas para
sustituir los combustibles fósiles por otras energías alternativas
en el menor plazo posible.

El tema de la sustitución de los combustibles fósiles debería ser
el centro de la próxima conferencia de la Convención sobre Cambio
Climático que se desarrollará en Copenhague a principios de
diciembre. Lamentablemente, es muy poco probable que ello sea así.
Por el contrario, todo indica que las discusiones se centrarán en
“soluciones” absurdas que no solo no resolverán nada sino que
agravarán el problema.

Seguramente se hablará mucho sobre mecanismos de mercado para
reducir las emisiones provenientes de la deforestación, de la
agricultura y la ganadería. Se discutirá sobre plantaciones como
sumideros de carbono, sobre agrocombustibles, sobre el comercio de
carbono y sobre un invento reciente llamado “biochar”. Pero se
hablará muy poco –y se negociará lo menos posible- sobre el tema
central: la erradicación del uso de combustibles fósiles.

Muchos años han pasado desde que los gobiernos se comprometieron en
1992 a hacer algo sobre el clima, aprobando la Convención sobre
Cambio Climático. Poco y nada hicieron desde entonces y a esta altura
es más que obvio que no es mucho lo que están dispuestos a hacer. A
menos, claro está, que el vecindario –los pueblos del mundo- exijan
la adopción inmediata de medidas para la extinción del incendio.

Esperamos que los esfuerzos concertados de la sociedad civil
organizada de todo el mundo, que estará presionando directa e
indirectamente a los delegados gubernamentales de la Convención en
Copenhague, resulten efectivos para forzar el necesario cambio de
rumbo. Esto no es un simple incendio: aquí se juega el futuro de la
humanidad y tod@s tenemos el derecho y el deber de exigir que se haga
lo que se debe hacer. ¡Ya!

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REDDiseñando "BOSQUES"

- Maquillando el desierto verde en Copenhague

Parece cada vez más probable que ningún acuerdo vinculante
surgirá de Copenhague y que el Norte intentará abandonar el
Protocolo de Kyoto. También parece probable que se apruebe alguna
clase de acuerdo sobre reducción de emisiones por deforestación y
degradación de bosques (REDD). Existe el grave peligro de que REDD
funcione como forma de disimular el fracaso del Norte en reducir
drásticamente sus emisiones. REDD podría generar una apropiación
masiva de tierras, llenar las arcas de algunos de los gobiernos y
ministerios forestales más corruptos del mundo, pisotear los derechos
de las comunidades indígenas y locales, acelerar la conversión de
bosques en plantaciones y abrir una enorme vía de escape para que los
países del Norte puedan seguir contaminando. Y al mismo tiempo
permitiría que la deforestación continuara avanzando.

Pero con o sin un acuerdo sobre REDD, las negociaciones de la ONU
sobre el clima ya han causado serios problemas para la gente y los
bosques, mediante el apoyo del Mecanismo de Desarrollo Limpio a las
plantaciones industriales de árboles. “Lo peor del fraude del
MDL,” como dijo el WRM en agosto de 2009.

El problema comienza con la definición de “bosque”. Hasta
ahora, no hay una definición acordada sobre bosque en las
negociaciones REDD, pero según la definición del MDL cualquier área
superior a 500 metros cuadrados con una cubierta forestal del 10 por
ciento y con árboles capaces de alcanzar los dos metros de altura, es
un “bosque”. Hasta los bosques cortados a tala rasa están
incluidos en esta definición de “bosque”.

La FAO apoya desde hace mucho tiempo el mito de que las plantaciones
son bosques. Recientemente, publicó un folleto explicando que “Las
negociaciones necesitan terminología clara”. Lo cual es por
supuesto muy cierto. Pero el folleto discute la diferencia entre
“manejo forestal sostenible” y “manejo sostenible de bosques”.
No hace falta decir que ambas versiones de “manejo sostenible”
incluyen las plantaciones industriales de árboles. La FAO es
institucionalmente incapaz de ver la diferencia entre una plantación
y un bosque, pero puede pagar salarios muy confortables a gente
inteligente para que analice la palabra “de”.

Una mirada a la Corporación Financiera Internacional (CFI),
institución del Grupo Banco Mundial para préstamos al sector
privado, permite ver por qué es importante la definición de bosques.
Pero primero una buenas noticia: en agosto de 2009, el Presidente del
Banco Mundial, Robert Zoellick, ordenó una moratoria total sobre las
inversiones del banco en plantaciones de palma aceitera. El cambio
surgió a partir de una queja formulada a la Oficina del responsable
de la CFI en materia de cumplimiento de las normas institucionales
(CAO, Compliance Advisory Ombudsman) por parte de varias ONGs, sobre
los préstamos para Wilmar, el gigante del aceite de palma.

Tratándose del Banco Mundial, no debería sorprendernos que
también haya alguna mala noticia: la CFI planea incrementar los
préstamos para plantaciones industriales de árboles que no sean
palma aceitera. En octubre de 2009, durante el Congreso Forestal
Mundial en Argentina, Mark Constantine, de la CFI, hizo una
presentación titulada “El creciente impacto del sector privado
sobre el sector forestal”. Cuando Constantine dice “forestal”,
también se refiere a las “plantaciones”.

La presentación de Constantine incluyó una sección titulada
“¿Qué hemos aprendido?”. Pero aparentemente no mencionó los
problemas causados por las plantaciones de palma aceitera de Wilmar.
Tampoco mencionó un préstamo de US$ 50 millones que la CFI otorgó
en 2004 a la empresa brasileña de celulosa Aracruz. Dicho préstamo
fue rápidamente cancelado poco después de que Aracruz y la policía
local sacaran violentamente a los pueblos indígenas Tupinikim y
Guaraní de las aldeas que habían recuperado luego de ser ocupadas
por los monocultivos de Aracruz.

Entre los “nuevos enfoques” que Constantine sugirió se
encuentra “Incrementar el acceso del bosque al mercado de carbono”
e “Invertir en plantaciones e industrias forestales”. También
habló de la necesidad de “impulsar las inversiones en plantaciones
forestales”. Constantine mencionó el riesgo del
“monocultivo/desierto verde”, pero esto no significa que la CFI no
entregue dinero para expandir el desierto verde.

El 18 de noviembre de 2009, la CFI anunció que planeaba invertir en
250.000 hectáreas de plantaciones industriales de árboles en
Indonesia. En el comunicado de prensa de la CFI, Adam Sack, Gerente de
País de la CFI para Indonesia, dijo que “Este nuevo programa es
parte del compromiso de la CFI de reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero.” La CFI declara que las plantaciones podrían
recortar las emisiones de carbono en aproximadamente 90 millones de
toneladas al año y que esta supuesta reducción podría ser
comercializada dentro del MDL.

La CFI describe sus propuestas como proyectos de
“reforestación” que “secuestran carbono al sacar CO2 de la
atmósfera.” Pero esto no es reforestación – es reemplazar un
paisaje degradado por un monocultivo. Y mucho del dióxido de carbono
almacenado en los árboles será rápidamente liberado, cuando los
árboles sean usados para producir papel o bioenergía.

Cuando el CAO hizo una revisión de los préstamos de la CFI para
las plantaciones de palma aceitera de Wilmar en Indonesia, encontró
que “Como las presiones comerciales dominaban el proceso de
evaluación de la CFI, el resultado fue que las revisiones de
diligencia debida, social y ambiental, no ocurrieron como
correspondía.”

En su presentación en el Congreso Forestal Mundial, Constantine
preguntó “¿Cómo medimos el éxito?”. Su respuesta, para el caso
de las plantaciones, fue “Cantidad de hectáreas de nuevas
plantaciones. Dólares invertidos. Cantidad de proyectos.”
Parecería que la historia se vuelve a repetir.

La solución es simple. La ONU necesita una definición de bosques
que excluya las plantaciones. Así, los planes de la CFI en Indonesia
se mostrarán como realmente son: ni proyectos de “reforestación”
ni parte de un “compromiso para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero,” sino un subsidio para el sector de las
plantaciones, destructor del medio ambiente y de la sociedad.

Chris Lang, http://chrislang.org

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*

EL CIRCO DE COPENHAGUE *

- El circo de Copenhague

De acuerdo con Wikipedia, “un circo es un espectáculo artístico,
normalmente itinerante, que incluye a acróbatas, payasos, magos,
adiestradores de animales y otros artistas”.

Desafortunadamente, tal definición muestra una gran similitud con
la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, donde
acróbatas, magos y trapecistas intentan entretener a la audiencia
mundial, haciéndole creer que están discutiendo seriamente medidas
para abordar la crisis climática que enfrentamos.

Aunque originalmente creada para evitar el cambio climático, dicho
objetivo fue prontamente derivado hacia un espectáculo orquestado por
las corporaciones y enfocado en la obtención de ganancias. Desde
entonces, este circo ha viajado a un amplio número de países
tratando de publicitar sus presentaciones. La próxima parada será en
Copenhague.

En este momento histórico, en el que se reconoce al cambio
climático como la principal amenaza para la Humanidad, es bueno
recordar que, como resultado de la presión popular, los circos
tradicionales han sido forzados a introducir un número importante de
cambios a sus actuaciones. Esperamos que éste habrá de ser también
el caso en Copenhague.

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- Plantando árboles en los desiertos

Un equipo de biólogos y meteorólogos de la NASA planteó una
alternativa muy “práctica” para dejar de utilizar combustibles
fósiles. Su plan es plantar enormes áreas con árboles de
crecimiento rápido – por ejemplo, eucaliptos – en los desiertos
del Sahara y del interior de Australia. ¿Que falta agua? ¡No hay
problema! Los árboles serán regados con agua de mar tratada en una
serie de plantas costeras de desalinización y canalizadas a través
de una vasta red de irrigación. Facilísimo.

Tal plan destruiría, por supuesto, los desiertos, que no son
tierras inservibles sino ecosistemas ricos y diversos en sí mismos.
Ignora por completo la interdependencia fundamental de todos los
fenómenos en la sutil urdimbre de la vida y ni siquiera se cuestiona
dónde, cuándo y cómo se sentirán los impactos de ese cambio
masivo.

El costo estimado del proyecto es enorme – US$ 1,9 billones por
año. Pero los inventores consideran que “es la opción más
prometedora y práctica (¡!) en base a la tecnología disponible
actualmente para resolver el grueso del problema.”

Están conscientes de que hay algunos inconvenientes, pero dicen que
“Si se requieren sacrificios para detener el calentamiento global,
los ecosistemas casi inexistentes del Sahara central y los del
interior de Australia parecen ser candidatos razonables, comparados
con las demás opciones.” Si la idea es tan “práctica”, ¿por
qué no sacrifican a otros “candidatos razonables”, como los
desiertos que abundan en Estados Unidos, en lugar de los de África y
Australia? Como diría Alicia (la del país de las maravillas): las
soluciones climáticas se están volviendo “curioríficas y
curioríficas”.

Fuente de información: “Forests in the desert: the answer to
climate change?”, David Adam, guardian.co.uk,
http://www.guardian.co.uk/technology/2009/nov/04/forests-desert-answer-climate-change

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- Detrás del atractivo nombre de “biochar”

Algunos malabaristas del circo climático están lanzando al aire el
carbón para nuevamente atraparlo, pero ahora con un nombre atractivo.
La propuesta de transformar residuos en carbón vegetal y enterrar
miles de millones de toneladas en el suelo cada año convierte al
carbón en “biochar”.

El carbón se produce a través de un proceso llamado pirólisis,
por el cual la biomasa se expone a altas temperaturas en ausencia de
oxígeno. Esto produce dos tipos de combustible además del carbón,
el gasoil vegetal y el syngas, que pueden ser utilizados para
calefacción y energía o refinados para fabricar agrocombustibles, es
decir, gasolina para automóviles y, posiblemente, también para
aviones.

Los promotores del “biochar” dicen que podría “refrescar el
planeta”. Miles de millones de toneladas de biomasa, sobre todo de
los árboles y de residuos agrícolas, serían transformadas en
“biochar”. Pero no tienen en cuenta que esto requeriría la
plantación de muchos millones de árboles… Se necesitaría mil
millones de hectáreas de plantaciones para cultivar los árboles
necesarios para producir “biochar” a una escala lo suficientemente
grande como para generar un impacto sobre el clima.

¿Dónde se llevaría a cabo esta “solución de geo-ingeniería
para el cambio climático global”? No en Estados Unidos, ni en
Europa: África es el principal objetivo para el “biochar”.

Percibida convenientemente como un continente con abundante tierra
disponible, que sólo espera ser “desarrollado”, África ya está
experimentando la apropiación masiva de tierras para producir
agrocombustibles y para inversiones agrícolas extranjeras. Las
comunidades indígenas, los bosques, los recursos hídricos y la
producción de alimentos se han visto gravemente afectados por las
expulsiones, la inseguridad alimentaria y los conflictos territoriales
que se suman a los impactos negativos del cambio climático.

Si bien es evidente que el “biochar” no está en posición de
ganar la aceptación de la CMNUCC como solución para el cambio
climático, la atmósfera de urgencia climática hace que los
defensores de este remiendo tecnológico reduccionista tengan
esperanzas de que su producto ingrese rápidamente en el mercado de
carbono y que obtenga su acreditación en las negociaciones
climáticas internacionales. Además, al circo climático podría
gustarle el producto.

Fuente de información: “Biochar Land Grabbing: the impacts on
Africa”, en
http://www.gaiafoundation.org/documents/Biochar%20Africa%20briefing.pdf


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- Acrobacias varias: barcos de nubes, espejos espaciales, mares
pulverizados con hierro y cosas por el estilo

Aquí llegan los acróbatas. El comité de expertos del Centro de
Consenso de Copenhague está trabajando duro para sopesar soluciones
verdaderamente reales para alterar el clima alterado. Veamos.

Los “barcos de nubes” se presentan como uno de sus proyectos
más baratos y viables: 1.900 barcos a energía eólica, sin
tripulación, dirigidos por satélite, recorrerían los océanos
absorbiendo agua y esparciéndola en minúsculas gotitas a través de
altas chimeneas para crear grandes nubes blancas. Estas nubes, según
se predice, reflejarían alrededor del uno o dos por ciento de la luz
solar que de otra forma calentaría el océano. Se reconoce que el
proyecto podría afectar los patrones normales de lluvias y que la
solución es ponerlos bastante lejos de la tierra, ... pero no de los
ecosistemas marinos…

Esta idea “brillante” costaría sólo US$ 9 mil millones para
ser probada y lanzada dentro de 25 años. Una ganga. Otros proyectos
incluyen enviar espejos al espacio en cohete espacial para desviar los
rayos del sol, esparcir hierro pulverizado sobre los mares para
aumentar la cantidad de plancton que absorbe CO2, imitar los efectos
de las erupciones volcánicas, que protegen de los rayos solares, por
medio de una neblina química que tendría un efecto refrescante
durante más de un año. Todo esto ha sido descartado por caro e
inviable. ¡Imagínense!

El director del comité de expertos de dicha institución, Bjorn
Lomborg, tiene ideas claras y afortunadamente llama al pan pan y al
vino vino. Él cree que esos proyectos podrían probar que hay mejores
formas de enfrentar el cambio climático que la de simplemente reducir
las emisiones de CO2: “Debemos debatir sobre todas las opciones, no
sólo la políticamente correcta de reducir el CO2.”

No podemos evitar citar algunos comentarios sobre esta noticia
publicada por telegraph.co.uk (http://tiny.cc/pYlIv), que reflejan los
sentimientos que estas “soluciones” despertaron en personas
sensatas: “Brillante: ¿por qué no pensé en esto? ¿Esparcir el
agua del océano en el aire para mitigar el creciente nivel del mar y
curar la obesidad? Y mi plan sólo les costaría a ustedes,
contribuyentes, US$ 230.000.000.000.” “Dirán que soy estúpido
pero, ¿acaso Venus no está cubierto de nubes? Nubes que han
permitido que la temperatura de la superficie aumente tanto como para
derretir plomo.” “¿Cómo van a proteger a esos barcos contra los
piratas somalíes? Está bien, esto me hizo reír. Y si me dicen que
soy el único que pensó en “La Guerra de las Galaxias” cuando lo
leyó, me voy a sentir muy desilusionado.”

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- El mercado de carbono: trapecistas sin red

No hay nada como crear un problema para obtener un negocio. Al menos
para los avezados hombres y mujeres de negocios. Así, detrás de las
guerras está el negocio armamentista. Detrás de la inseguridad
ciudadana, producto en gran medida de modelos de inequidad económica
y social, está el negocio de la seguridad: seguros, sistemas de
vigilancia, rejas, alarmas y políticos “salvadores” de mano dura.
Detrás de la enfermedad está el negocio de la “salud”: la
industria del medicamento y el poder médico corporativo. Y detrás
del cambio climático están – ya adivinaron: las empresas y
gobiernos que con su modelo de desarrollo extractivista, globalizado y
consumista lo provocaron. Desde la Revolución Industrial destaparon
la caja de Pandora de los combustibles fósiles enterrados en el
subsuelo durante millones de años y los liberaron en forma de gases
de efecto invernadero, provocando el recalentamiento de la atmósfera
de la tierra. Después de muchos años se comprobó los graves
impactos que ha tenido esto en el clima. Pero ellos no tienen miras de
cambiar, y encima de todo quieren hacer dinero. Aquí llegan los
trapecistas.

El mercado de carbono, adoptado por el Protocolo de Kyoto de la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, es un
sistema complejísimo que ha sido adoptado por gobiernos,
instituciones financieras y empresas para hacer frente al cambio
climático. Se basa principalmente en tratar la capacidad del planeta
de reciclar el dióxido de carbono, uno de los principales gases de
efecto invernadero causantes del cambio climático, como un nuevo
recurso escaso al que se lo convierte en mercancía, se le pone un
precio y se lo vende al mejor postor. Esto evita que empresas y
gobiernos cumplan verdaderamente el objetivo de reducir sus emisiones
de gases de efecto invernadero. Se apuesta así a una “solución de
mercado”, vale decir, a crear sistemas de compra y venta de carbono,
que se divide en unidades medibles. Supuestamente la “mano
escondida” del mercado dará la solución. Mientras, el cambio
climático es una “oportunidad” para el negocio. Y tras ella se
lanzan los trapecistas, columpiándose en sus mercados, haciendo
piruetas en el aire. Las piruetas son tales que terminan cumpliendo
los objetivos de reducción ¡sin que ocurra ninguna reducción!

La comercialización de carbono adopta dos formas principales: el
mecanismo bautizado como ‘cap and trade’ y la
“compensación”.(1)

En el “cap and trade” un gobierno o autoridad central (como la
Comisión Europea, por ejemplo) establece un tope (cap) sobre la
cantidad de gases de efecto invernadero que puede emitirse en un área
específica. Todas las empresas tienen determinados permisos de
contaminación (créditos de carbono) y aquéllas que exceden el
límite fijado pueden comprarles créditos a las que emiten menos. A
la fecha, gran parte de los permisos se han otorgado de manera
gratuita. El número de permisos concedidos se calcula de acuerdo a
los niveles actuales de contaminación por gases de efecto
invernadero, así que quienes más emitieron en el pasado, hoy son los
más recompensados por el subsidio. En este estilo funciona el Sistema
Europeo de Comercio de Emisiones (ETS), actualmente el mayor mercado
de carbono.

La otra forma de comerciar el carbono es la “compensación”.
Este sistema habilita a empresas, gobiernos, instituciones financieras
internacionales e individuos – inicialmente de países del norte –
que realizan actividades contaminantes, a financiar en otro lado -
países empobrecidos del sur a los que hay que llevarles el
“desarrollo” - proyectos que supuestamente permiten evitar
emisiones de carbono. Con eso se supone que estarían compensando las
emisiones – que de todas maneras continúan haciendo. La fórmula
es: yo contribuí al cambio climático, te pago para que no lo hagas
(supuestamente), pero ¡yo lo sigo haciendo! Perdón, ¿y la
reducción? Así funciona el Mecanismo de Desarrollo Limpio
administrado por Naciones Unidas.

Varios agentes bursátiles y economistas de la escuela de quienes
estuvieron detrás de la reciente crisis financiera fueron los
ideólogos del mercado de carbono, que ha resultado ser un fracaso con
respecto a su pretendido objetivo de hacer frente al cambio
climático. En efecto, desde su creación ha hecho lo opuesto a
incentivar y reunir fondos para una transición hacia una economía
libre de combustibles fósiles: no solamente permite a los principales
contaminadores de combustibles fósiles eludir su responsabilidad de
realizar un imperioso cambio estructural sino que sigue
“exportando” ese modelo destructivo a países del sur. Un ejemplo
son los proyectos de plantaciones de árboles a gran escala como
“sumideros de carbono”, o para agrocombustibles, que ocupan
territorios, desplazan pueblos, acaban con ecosistemas.

Por otro lado, la mercantilización de las emisiones de carbono ha
dado lugar a un nuevo “colonialismo climático”. El comercio de
carbono constituye una forma de privatización del aire limpio, de la
atmósfera, y la privatización del permiso a contaminar. Quienes
pueden pagar, pueden comprar “permisos” para contaminar el aire de
otros.

Otras propuestas, como el uso de biochar, energía nuclear e ideas
fantasiosas como las referidas en algunos artículos de este boletín,
están siendo consideradas seriamente en diversos sistemas de comercio
de carbono. El propio inversionista multimillonario George Soros lo
dijo con claridad: “Es posible especular con el sistema; es por eso
que gusta a tipos de las finanzas, como yo – porque allí se
encuentran oportunidades financieras”.

Más allá de la insensatez e irresponsabilidad de estos trapecistas
de lanzarse – y lanzarnos – alegremente al vacío, y sin red, la
tragedia es que crean entelequias, como los “créditos de carbono”
o la “compensación” de emisiones, y hacen creer al mundo que
funcionan como mercancías. O que funcionan siquiera. Así se han
armado estructuras enormes, sesudas, con economistas y premios Nobel
incluidos y alimentadas por cuantiosas cantidades de dinero, en torno
a una enorme incoherencia. Esa incoherencia es la de igualar las
emisiones de carbono de la biosfera (de los vegetales, el suelo, los
océanos, los animales y los humanos), cuyo carbono se ha mantenido
circulando en equilibrio desde que la vida humana se desplegó en el
planeta, con las emisiones de carbono de los combustibles fósiles, el
carbono subterráneo que recién irrumpió en la atmósfera hace unos
200 años y alteró ese equilibrio. Ese carbono sencillamente no puede
ser devuelto por ahora al fondo de la tierra.(2) Y todas las
propuestas que se hacen desde el mercado de carbono meten todo en la
misma bolsa (o Bolsa) y no contemplan la medida de parar con lo que es
el origen del problema: la extracción de combustibles fósiles.

¡Qué lejos está la solución del mercado de carbono de la
verdadera solución al cambio climático: encontrar para la humanidad
las formas de mantener bajo tierra lo que queda de combustibles
fósiles y reorganizar los sistemas de energía, transporte y vivienda
de las sociedades industriales!

(1) “Carbon Trading. How it works and why it fails”, Tamra
Gilbertson and Oscar Reyes, Dag Hammarskjöld Foundation, November
2009, http://www.dhf.uu.se/pdffiler/cc7/cc7_web.pdf

(2) “An Introduction to Carbon Trading”, European Youth for
Action, http://eyfa.org/eyfa_newsletter/carbon_trading

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- Carbono neutro: como por arte de magia

Es indudable que la temática del cambio climático ha llegado a la
opinión pública. Pero en general queda en los titulares y el común
de la gente tiende a pensar que es cierto que se avecina un gran
problema pero que la ONU está trabajando por resolverlo y que
seguramente la ciencia algo inventará.

Entonces los organismos especializados trazan “escenarios”,
modelos, proyecciones, complejas fórmulas que presentan el tema de un
modo aséptico y despolitizado, sin abordar el origen del problema: el
consumo de combustibles fósiles. En cambio, se inventan fórmulas que
distraen y dilatan las soluciones. Es lo que ocurre con la idea de que
se puede ser “carbono neutro”: los magos del circo meten toneladas
de dióxido de carbono en sus galeras, que luego muestran vacías para
aplauso del público.

La cosa funciona así: se propone a empresas o individuos que pueden
dejar en cero las emisiones de carbono que emiten por sus diversas
actividades (su “huella de carbono"). Para ello alcanza con poner
dinero en proyectos que supuestamente reducirían de la atmósfera la
misma cantidad de carbono que emiten. Esto se ha convertido en otro
“nicho de mercado”.

La empresa The Carbon Neutral Company lo ha aprovechado. En su
página web ofrece un sistema para calcular la “huella de carbono”
de las distintas actividades de personas o empresas: lo emitido en
viajes en avión, en auto o en transporte público, o por consumo de
energía, calefacción, etc. Todas esas actividades que el interesado
va especificando dan un resultado que se mide en toneladas de
emisiones de dióxido de carbono. ¡He ahí el rastro delator! Pero a
no desesperar, ni pensar en cambiar el estilo de vida, porque la
empresa brinda la solución: para “neutralizar” esas emisiones
alcanza con invertir determinada cantidad de dinero – también
resultante del cálculo – en algunos de los proyectos de su
portafolio. Un sector de esos proyectos es, faltaba más, la
forestación con plantaciones de monocultivos de árboles.

Pero, al igual que el acto de la galera ¡esto es un truco! Como ya
ha argumentado el autor Kevin Smith, no sólo es imposible evaluar con
certeza la cantidad de CO2 que absorben los árboles sino que,
fundamentalmente, el carbono fósil encerrado en las profundidades de
la tierra difiere totalmente del carbono que forma parte del ciclo del
carbono vivo. Toda vez que se queman combustibles fósiles el carbono
encerrado se convierte en carbono activo. Pero no es posible hacer el
procedimiento inverso. El carbono fósil liberado puede ser retenido
por un tiempo en la madera de un árbol, pero a la larga, cuando esa
madera se queme o se descomponga, ese carbono terminará liberándose
nuevamente a la atmósfera, sumándose al carbono activo.

La compensación de emisiones de carbono es un engaño. Los magos
del carbono neutro quieren hacer negocios generando un estado de
complacencia, y lo más grave es que con eso contribuyen a dilatar la
toma de conciencia para la necesaria adopción de medidas drásticas
con las que frenar el cambio climático.

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VOCES SENSATAS

- Declaraciones relevantes

Aun cuando todo parece indicar que el futuro del clima del planeta
está en manos de una troupe circense, siempre existe la posibilidad
de volver a recuperar el sentido común, es decir, el sentido de la
gente común.

Y es justamente de ahí, de los grupos de base, organizaciones
sociales, ONGs y de personas sensatas de donde nace el impulso y la
fuerza para proponer, denunciar y esparcir las palabras que despierten
a la sociedad mundial para que ésta exija a quienes son responsables
de las políticas públicas, que actúen a la altura de lo que dicta
la gravedad del cambio climático.

- La Via Campesina: ¡Las campesinas y los campesinos enfrían la
Tierra!

Campesinos y campesinas de todo el mundo se reunirán en Copenague
en diciembre para defender su propuesta para solucionar la crisis del
cambio climático. La agricultura campesina sostenible y la
producción local de alimentos están, de hecho, enfriando la tierra.
La agricultura campesina permite el secuestro del carbón en el suelo
y requiere de menos maquinaria empujada por combustibles fósiles e
insumos químicos.
(http://www.viacampesina.org/main_sp/index.php?option=com_content&task=view&id=900&Itemid=79
)

- RECOMA: ¡Hagan algo en serio por el clima! ¡Y paren los
monocultivos de árboles!

Ya hace 17 años que hay acuerdo a nivel internacional de que la
crisis climática es un problema grave y que hay que hacer algo. Las
dos medidas sencillas que podían tomarse exigían parar la
extracción de combustibles fósiles y parar la deforestación. Año
tras año el problema se ha agravado.
(http://www.wrm.org.uy/COP15/RECOMA_esp.pdf
)

- Telas diseñadas por mujeres asiáticas sobre el cambio
climático: ¡Negociaciones climáticas para las necesidades de la
gente, no para la codicia corporativa!

We, women, environmental, indigenous people's and women’s rights
organizations from Mongolia, Pakistan, Philippines, Sri Lanka,
Thailand and other Asian countries today unite by unfurling a giant
collaborative quilt on the impacts of global warming on Asian
communities and the people's responses to these problems in front of
the United Nations ESCAP building for the ongoing United Nations
Framework Convention on Climate Change intersessional meeting.

(http://www.climatechangeaction.net/blog/asian-womens-quilt

-climate-change-climate-talks-

peoples-needs-not-corporate-greed
<http://www.climatechangeaction.net/blog/asian-womens-quilt
-climate-change-climate-talks-peoples-needs-not-corporate-greed
>
)

- Declaración de mujeres de Asia sobre el Cambio Climático

We, the indigenous, peasant, fisher, labour, rural and urban women,
face the bulk of negative impacts of climate change and the false
solutions offered to us. We produce and provide food; work inside and
outside homes to augment our family income and are often the principal
income earners; and through our productive and reproductive labour,
ensure the welfare of our families and communities.


(http://www.gendercc.net/fileadmin/inhalte/Bilder/UNFCCC_conferences/Road_to_Copenhagen

/Asian_Women_Declaration_on_Climate_Change.pdf
<http://www.gendercc.net/fileadmin/inhalte/Bilder/UNFCCC_conferences/Road_to_Copenhagen
/Asian_Women_Declaration_on_Climate_Change.pdf
>
)

- ¡Justicia climática ya!: Falsas soluciones climáticas en
Barcelona, noviembre de 2009

The international civil society network Climate Justice Now!
deplores the downplaying of expectations for the Copenhagen Climate
Summit in Barcelona by industrialized countries, UNFCCC officials and
the host of the Copenhagen Summit.
(http://www.twnside.org.sg/title2/climate/info.service/2009/climate.change.20091103.htm
)

- Declaración del Foro de Vulnerables al Clima, que comprende los
11 países considerados más vulnerables al cambio climático:
Maldivas, Kiribati, Bangladesh, Nepal, Vietnam, Ghana, Kenia,
Tanzania, Barbados y Bután

We, Heads of State, Ministers and representatives of Government from
Africa, Asia, Caribbean and the Pacific, representing some of the
countries most vulnerable to the adverse impacts of climate change.


(http://dotearth.blogs.nytimes.com/2009/11/10/fresh-demands-from-front-line-states-in-climate-fight/
)

- Declaración de Quito: Resistencia, Buen Vivir, Buen Convivir

Mujeres y hombres de diversas organizaciones y redes (nos reunimos)
para escuchar, conversar y debatir acerca de la estrecha relación que
hay entre los proyectos de energía, la deuda externa y ecológica, el
cambio climático, el despojo de los territorios, la represión y la
resistencia.
(http://www.deudaecologica.org/Noticias/DECLARACION-DE-QUITO-Resistencia-Buen-Vivir-Buen-Convivir-ASAMBLEA-INTER-REDES.html
)

- Memorándum de organizaciones sociales de la India dirigido al
gobierno

We, the undersigned people’s organisations, social movements,
trade unions and concerned citizens, submit this memorandum to the
Government to draw your attention to the several urgent and so far
unaddressed concerns about the climate crisis and the Indian
Government’s response to them, especially in light of the upcoming
15th Conference of the Parties (COP) of the United Nations Framework
Convention on Climate Change (UNFCCC) at Copenhagen from 7-18 December
2009. (http://www.wrm.org.uy/COP15/MEMORANDUM.pdf
)

- Más acciones sobre el clima llevadas a cabo a nivel mundial.
Numerosas acciones han sido llevadas a cabo por gente de todo el mundo
entre la reunión de la Convención sobre Cambio Climático que tuvo
lugar en el 2008 en Polonia (Poznan, COP 14) y la que tendrá lugar en
diciembre 2009 en Dinamarca (Copenhague, COP15). Todas ellas exigen a
los tomadores de decisiones a que adopten urgentemente medidas reales
para abordar el cambio climático.
(http://www.wrm.org.uy/COP15/index.html#haciaCopenague
)

inicio <#ini>

AMPLIANDO EL DEBATE

- Política sobre cambio climático: ¿quizás el género haga la
diferencia?

Las negociaciones internacionales sobre protección del clima global
han sido lentas y han tenido magros resultados. El debate comenzó
más de 20 años atrás, cuando se formuló el objetivo de lograr
reducir las emisiones de CO2 en un 20 por ciento, y desembocó en el
Protocolo de Kyoto que lo bajó a un mero 5 por ciento, pero incluso
esto ha sido cuestionado una y otra vez.

Este capítulo se escribe desde nuestra perspectiva, como expertas
en género y como activistas sociales que trabajan para generar
conciencia sobre las cuestiones de género y el cambio climático, y
para integrar las consideraciones de género a la creación de
políticas sobre cambio climático, particularmente a nivel
internacional. Hemos trabajado en esta área y en el más amplio
discurso sobre género y desarrollo sostenible durante más de diez
años, y fundamos la red GenderCC – Women for Climate Justice.
GenderCC conecta a expertas sobre género y a mujeres de todas partes
del mundo, proporcionando información y desarrollo de capacidades
sobre estos temas, así como información sobre el proceso de
compromiso político, para lograr la integración de las cuestiones de
género en la formulación de políticas a través de un creciente
conocimiento y una participación activa en la toma de decisiones.

La calidad de la elaboración de políticas permanecerá
inaceptablemente baja si el discurso no considera los asuntos de
género, incluyendo las diferencias relevantes entre la experiencia de
los hombres y las mujeres. Si la inclusión en la agenda de temas como
el impacto social de los compromisos y objetivos de las políticas de
protección del clima, de mitigación y de adaptación, amplía el
debate y lo transforma en una discusión enmarcada en principios de
sustentabilidad, será también posible incluir en ella la
consideración de las cuestiones de género.

Ampliar el debate podría tener los siguientes efectos positivos
para la protección del clima:

• El debate sobre el clima ha sido muy estrecho y se ha centrado
en los efectos económicos del cambio climático, la eficiencia y los
problemas tecnológicos. Sin embargo, sería mejor si las políticas y
medidas que apuntan a mitigar el cambio climático se basaran en una
comprensión más holística de la percepción humana, de sus valores
y de sus opciones de comportamiento. Esto incluiría el considerar las
características específicas de diferentes grupos de la sociedad,
como el de los hombres y el de las mujeres. Las políticas serán más
efectivas si son hechas a medida para responder a los intereses y las
necesidades tanto de hombres como de mujeres, y para perseguir el
objetivo de la igualdad de ambos sexos. Por ejemplo, al hacer campaña
por la eficiencia energética habría que tener en cuenta quién usa
los aparatos eléctricos y con qué propósito.

• Considerar la variedad de perspectivas de distintos grupos
sociales permitiría adoptar mejores medidas y mecanismos, es decir,
soluciones que reflejen los intereses no sólo de los poderosos, sino
también de grupos de menor influencia, cuyas voces rara vez se
escuchan en las conferencias internacionales.

• Si los términos del debate fueran ampliados para incluir el
impacto social del cambio climático, esto induciría a representantes
de organizaciones de mujeres a formar parte de todo el proceso de
definición de políticas y a influir sobre el debate.

• Incluir más voces, y en última instancia desarrollar una
política más apropiada y por ende más efectiva, mejoraría también
el reconocimiento y la aceptación del proceso político internacional
por parte del público en general.

Adoptando una perspectiva de género en las negociaciones sobre el
cambio climático se podría también evitar los efectos negativos que
las medidas y mecanismos contra el cambio climático podrían tener
sobre la igualdad de género. Por ejemplo:

• Los instrumentos basados en el mercado pueden afectar a las
mujeres de distinta manera que a los hombres, por las diferencias en
los niveles de ingresos y en el acceso a los mercados y servicios.
Estas políticas tendrían que ser diseñadas cuidadosamente y basarse
en un análisis completo de las cuestiones de género, para evitar
agravar los problemas de desigualdad.

• Los compromisos asumidos para reducir el carbono emitido por los
hogares podrían tener efectos adversos sobre la igualdad de género.
La división sexual del trabajo y los estereotipos sobre los papeles
de las mujeres y los hombres llevan a que las mujeres terminen
realizando una parte desproporcionada de las tareas domésticas. La
exigencia de que los hogares usen menos energía tendría entonces un
impacto más importante sobre las mujeres. En general, los hogares
privados son las instituciones sociales con menor influencia y
representación de sus intereses en el contexto de las negociaciones
climáticas.

• Las soluciones tecnológicas no son siempre las preferidas por
las mujeres. “Más rápido, más grande, con más alcance” son
principios mayormente masculinos, que también podemos encontrar en el
proceso político sobre el cambio climático. Las mujeres tienden a
creer que las soluciones técnicas, como por ejemplo un mayor
desarrollo de los biocombustibles o la captura y el almacenaje del
carbono, no son suficientes para cumplir con las exigencias de
desarrollar una economía de baja intensidad en carbono.

En conclusión, los instrumentos y medidas para la protección del
clima podrían exacerbar las desigualdades existentes, si no tienen
bien en cuenta las diferencias y las relaciones de género. Por el
contrario, si se les integran consideraciones de género, esos
instrumentos y medidas pueden contribuir en gran medida a la igualdad
entre los sexos.

Extraído y adaptado de “Engendering the climate-change
negotiations: experiences, challenges, and steps forward”, Minu
Hemmati y Ulrike Röhr, capítulo 13 de “Climate Change and Gender
Justice”, publicado por Practical Action Publishing en asociación
con Oxfam GB, 2009

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Wednesday, 12 de January de 2005

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