Peligra provisión de agua a La Paz por el calentamiento
05/11/09
Peligra provisión de agua a La Paz por el calentamiento
Oxfam International presenta un informe en el que advierte que Bolivia será golpeada por desastres e incendios forestales.
El suministro de agua potable para las ciudades de La Paz y El Alto está en peligro debido a que los glaciares de la Cordillera Real perdieron más del 40 por ciento de su volumen entre 1975 y 2006 por el cambio climático, señala el informe “Cambio climático, pobreza y adaptación en Bolivia” de la organización no gubernamental Oxfam.
El estudio alerta que el país será golpeado en cinco frentes por el cambio climático: deshielo de los glaciares, desastres naturales, incendios forestales, expansión de enfermedades y tiempo errático.
Según Oxfam, Bolivia está expuesta a cinco impactos principales como consecuencia del cambio climático: disminución de la seguridad alimentaria; menor disponibilidad de agua debido a la desaparición de los glaciares como ya ocurrió con el Chacaltaya; desastres naturales más frecuentes y de mayor intensidad; incremento en la incidencia de enfermedades transmitidas por mosquitos; mayor número de incendios forestales.
El deshielo de los glaciares amenaza el suministro de electricidad para grandes ciudades como La Paz y El Alto. Aproximadamente el 40 por ciento de la electricidad en Bolivia procede de hidroeléctricas.
La entidad internacional recomienda:
- La integración de medidas legislativas para enfrentar el cambio climático en el marco de la Nueva Constitución Política del Estado
- El desarrollo e implementación de una Estrategia Nacional de adaptación, que sea adoptada y coordinada por los ministerios vinculados con la temática
- La elaboración de un seguro agrícola para los pequeños productores agrícolas ante el riesgo climático.
Bolivia entró en 2007 por primera vez en la lista de los 10 países en el mundo más afectados por desastres. Entre 2006 y 2008 las inundaciones, los desbordamientos de los ríos, los deslizamientos de tierra, el granizo y las heladas afectaron a más de 618.000 personas y costaron al gobierno boliviano entre el 3 y el 4 por ciento de su PIB anual.
Se calcula que en los bosques bolivianos están almacenadas hasta 10 gigatoneladas de carbono. Sin embargo, los períodos de sequía más prolongados probablemente lleven a un aumento de los incendios y a la destrucción de los bosques. En octubre de 2005, la región de Beni sufrió su peor sequía en 40 años. La sequía, que estaba relacionada con el aumento de la temperatura de la superficie del mar en el Atlántico Norte, desencadenó incendios enormes que destrozaron unas 500.000 hectáreas de bosques y pastos.
En abril de 2009, las autoridades médicas de Santa Cruz informaron de más de 55.000 casos sospechosos de fiebre del dengue y 25 muertos. Se considera que las temperaturas más altas han permitido que el mosquito que transmite la enfermedad llegue a mayores altitudes.
Los campesinos pobres ya están luchando para hacer frente a las lluvias erráticas, que dejan a los campesinos inseguros de cuándo cultivar sus campos, que sufren plagas de insectos provocadas por temperaturas altas. Las cosechas que se pierden año tras año significan que más gente no tiene para comer.
Oxfam Internacional hace un llamado a los países ricos para que reconozcan sus responsabilidades, que reduzcan sus emisiones al menos en un 40 por ciento hacia el 2020 respecto a los niveles de 1990, y proporcionen al menos 150.000 millones de dólares en dinero nuevo para ayudar a los países pobres como Bolivia a reducir sus emisiones y adaptarse al clima cambiante.
Naciones industrializadas cometen crímenes climáticos
Las poblaciones de América Latina son víctimas de los “crímenes climáticos” cometidos por los países desarrollados, denunciaron en Barcelona organizaciones bolivianas que exigen una justicia climática internacional que incluya reparaciones.
“Se ha constatado que las consecuencias del cambio climático están implicando la violación del derecho al territorio, a la cultura y a la vida de las poblaciones indígenas de Bolivia”, afirmó Elizabeth Peredo, directora de la Fundación Solón.
El deshielo de los glaciares andinos, por ejemplo, amenaza a estas poblaciones con una penuria de agua que “a mediano plazo va a forzar a las comunidades a retirarse de su hábitat”, explicó.
Peredo planteó la creación, a mediados de octubre en Cochabamba (Bolivia), de un Tribunal Internacional de Justicia Climática, una entidad ética no vinculante en la que participan organizaciones de otros países latinoamericanos como Argentina, Colombia, Chile, El Salvador, Perú o Puerto Rico.
Ante este organismo, único en su género en el mundo en cuestiones climáticas, se presentaron el 13 y 14 de octubre varios casos de violaciones de los derechos humanos causados por el calentamiento global, del que los países en vías de desarrollo responsabilizan a las naciones industrializadas.
A partir de estas denuncias, el tribunal recomendó “exigir a los Gobiernos de los países industrializados la reparación de la deuda climática y ecológica que han venido acumulando históricamente”.
Este organismo pidió a las Naciones Unidas “que se abran investigaciones exhaustivas sobre los derechos que se están violando, con la creación de relatores especiales como los que ya existen para otros temas”, explicó Peredo a la AFP.
Países ricos deben asumir compromisos
“Estamos pidiendo a los países que contaminan que asuman sus responsabilidades”, urgió por su parte Seferino Cortes, miembro de la comunidad Khapi, que vive en las faldas del nevado boliviano del Illimani, del que también dependen otras 40 comunidades indígenas.
“Tememos que la nevada se haya reducido al 50 por ciento” debido al calentamiento, y “si no hay agua, por fuerza tendríamos que salir a otros departamentos, a otros países”, afirmó. Este movimiento de refugiados climáticos representaría además “el abandono de nuestra cultura y de nuestras costumbres tradicionales”, agregó.
“El modelo de producción capitalista en menos de cinco siglos está destruyendo el planeta”, denunció por su parte Cristian Domínguez, de la Plataforma Boliviana frente al Cambio Climático, y urgió a reemplazarlo por un “modelo de desarrollo equitativo, solidario y armónico con la naturaleza”.
Moisés Huarachi, de la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia, recordó que también durante la cumbre del ALBA, el 15 y 16 de octubre en Cochabamba, se pidió “el reconocimiento y el pago de la histórica deuda climática” por parte de los países ricos.
“Debemos en el futuro tener mecanismos que permitan hacer justicia con aquellos que generan impactos o no respetan compromisos”, urgió, por su parte, el viceministro boliviano de Medio Ambiente, Juan Pablo Ramos. (AFP)
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