viernes, 26 de febrero de 2010

Año Internacional de la Biodiversidad: ¿y los pueblos, qué?

Número 151 - Febrero 2010

*NUESTRA OPINIÓN *

Año Internacional de la Biodiversidad: ¿y los pueblos, qué? <#1>

COMUNIDADES Y BOSQUES

África: el enorme valor de los manglares para las comunidades <#2>

Bangladesh: el papel del BAsD y del Banco Mundial en la destrucción
del “bosque de las hojas caídas” <#3>

Chile: investigación brinda datos sobre importancia del bosque
nativo para el agua <#4>

La restauración de los manglares es necesaria, el monocultivo de
mangles no <#5>

El mito de reducir las emisiones de GEI por medio del “Manejo
Forestal Sostenible” <#6>

*COMUNIDADES Y MONOCULTIVOS DE ÁRBOLES *

Brasil: una vez más contra el proyecto MDL de Plantar <#7>

Definición pro-empresarial esconde monocultivos de palma aceitera
bajo el rótulo de “bosques” <#8>

Laos: investigación sobre los impactos de las plantaciones de
caucho <#9>

México: plantaciones de palma entran a sangre y fuego en la Selva
Lacandona <#10>

COMERCIO DE CARBONO

REDD: nuevo aliento para el fraude del comercio de carbono <#11>

NUESTRA OPINIÓN

– Año Internacional de la Biodiversidad: ¿y los pueblos, qué?

Las Naciones Unidas declararon 2010 como el Año Internacional de la
Biodiversidad. Según el sitio web oficial, “Es una celebración de
la vida en la tierra y del valor de la diversidad biológica para
nuestras vidas. El mundo está invitado a tomar acción en 2010 para
proteger la variedad de la vida en la tierra: la biodiversidad.” La
biodiversidad es presentada como nuestra “riqueza natural”, de la
cual dependemos para obtener “el alimento, el combustible, las
medicinas y los demás elementos esenciales sin los cuales no
podríamos vivir”.

Si bien todo esto es cierto, creemos que no refleja enteramente el
significado de la biodiversidad. A este respecto, consideramos
necesario recordar que los seres humanos somos parte de la
biodiversidad del planeta, no sólo como usuarios – y agentes de
destrucción – sino también como depositarios de una enorme
diversidad de culturas, muchas de las cuales tienen profundos
conocimientos sobre el uso sustentable de la biodiversidad. Algunas de
esas culturas ya han sido borradas de la faz de la tierra, y otras,
para usar la terminología de la biodiversidad, son ahora “raras,
amenazadas y en peligro”. Sin embargo, no figuran en ninguna
“lista roja”, como sucede con las especies animales en vías de
extinción.

Pero la extinción está ocurriendo en este mismo momento. Con mucha
tristeza recibimos la noticia de que el 4 de febrero falleció el
último miembro de una tribu de las Islas Andamán, en la India. Boa
Sr, que murió a la edad aproximada de 85 años, era la última
persona que hablaba Bo, una de las diez lenguas del Gran Andamán. Se
piensa que los Bo vivieron en las islas Andamán durante 65.000 años,
siendo por tanto los descendientes de una de las culturas más
antiguas de la Tierra.

Si se hubiera tratado del último representante de una especie de
tigre, mono o gorila, probablemente su muerte habría recibido
cobertura internacional. Pero era “sólo” el último miembro de
una “tribu” de una isla del Océano Índico.

En los bosques de esa misma isla viven los Jarawa, que eligieron y
lograron oponerse al contacto con los extranjeros hasta 1998. Según
Survival International, ahora están en serio peligro. Los cazadores
furtivos acampan durante días en sus bosques, y las autoridades
locales han desafiado la orden de la suprema corte de la India de
cerrar el camino que atraviesa la reserva de los Jarawa. En 1999 y
2006, los Jarawa contrajeron el sarampión, enfermedad que ha
aniquilado a muchos grupos indígenas de diversas partes del mundo
luego de su contacto con gente del exterior.

Varios pueblos indígenas de Sudamérica que aún rechazan el
contacto con la sociedad que los rodea se están enfrentando a una
situación similar. Viven en aislamiento voluntario en sus territorios
ancestrales y nunca se les preguntó si querían ser ciudadanos de
Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay o Perú. Sus territorios
quedaron simplemente incluidos dentro de las fronteras de los nuevos
estados creados en el siglo XIX, principalmente por descendientes de
españoles y portugueses, luego de su independencia de España y
Portugal.

Su suerte está estrechamente relacionada con uno de los problemas
de la biodiversidad mejor publicitados: la destrucción del bosque
tropical. Muchos de los grupos aislados que quedan viven en la selva
amazónica y algunos otros en el Chaco boliviano y paraguayo. La
biodiversidad del bosque satisface todas sus necesidades, pero esos
bosques son constantemente destruidos y degradados por la sociedad
exterior, lo cual está llevando a estos pueblos al borde de la
extinción.

Muchos otros pueblos indígenas y comunidades tradicionales del
mundo están luchando por proteger sus culturas, fuertemente
arraigadas en la biodiversidad, contra las fuerzas del supuesto
“desarrollo” que los gobiernos y las instituciones internacionales
han desencadenado contra ellos. Las industrias madereras, petroleras y
mineras, las represas, las plantaciones, los establecimientos
ganaderos y los criaderos de camarones no son simplemente “algo que
ocurre”: son promovidos por los mismos gobiernos e instituciones que
deberían proteger la biodiversidad.

En lugar de recibir un bien merecido “premio ambiental” por
proteger la diversidad biológica, esos pueblos están siendo
desposeídos, reprimidos y expulsados de sus territorios, ya sea para
que sus tierras puedan ser ocupadas por empresas que destruyen la
biodiversidad o para establecer las llamadas “áreas protegidas”
que destruyen sus medios de vida y su cultura, sin siquiera lograr su
objetivo declarado de conservar la biodiversidad.

Si al declarar 2010 como Año Internacional de la Diversidad
Biológica, las Naciones Unidas realmente apuntan a salvaguardar la
“variedad de vida sobre la tierra”, deberían comenzar por
salvaguardar los derechos de todos esos pueblos, asegurando así la
conservación de la biodiversidad en toda su extensión. Ése sería
un buen comienzo.

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COMUNIDADES Y BOSQUES

- África: el enorme valor de los manglares para las comunidades

El continente africano es rico en manglares, los cuales cubren más
de 3,2 millones de hectáreas, desde Mauritania hasta Angola en la
costa atlántica y desde Somalía hasta Sudáfrica en la costa del
Océano Índico.

Los bosques de mangles tienen un enorme valor para las comunidades
costeras que encuentran en ellos sus medios de vida. Si bien se las
define como “pobres” en las estadísticas oficiales, las
comunidades que viven en zonas de manglares en buen estado tienen lo
que a muchas personas de las ciudades les falta: alimentos variados y
abundantes. Los manglares suelen satisfacer muchas de sus necesidades,
a menudo complementadas con otras actividades productivas como la
agricultura, la cría de aves de corral, la apicultura, etc. La madera
de mangle tiene muchos usos, como estacas y trampas para peces,
construcción de embarcaciones y remos, cercas, tallas, madera de
construcción, combustible y tantos otros.

El manglar del delta del río Rufiji es un buen ejemplo de lo
antedicho. Situado en el sur de Tanzania, el delta es el más grande
de África oriental y contiene el mayor manglar de estuario de la
costa marina oriental del continente africano. La región del delta
está habitada por más de treinta mil personas que viven, cultivan y
pescan en sus fértiles tierras y ricas pesquerías. De estas últimas
proviene más del 80 por ciento de las exportaciones de camarones de
Tanzania, que consisten íntegramente en camarones silvestres.

La importancia de los manglares para las comunidades locales se
vuelve aún más clara cuando se los degrada o desaparecen. En el caso
de Senegal, entre las muchas especies que viven en el manglar de
Casamance figuran ostras, camarones, tilapias, barracudas y bagres,
pero ahora que el manglar se ha degradado “sólo se encuentran peces
grandes, así como camarones y ostras, pero ya no se encuentran bagres
ni otras variedades que había antes en abundancia”.

La disminución de las poblaciones de peces ha afectado en especial
a las mujeres que venden pescado a granel: “Las mujeres están muy
relacionadas con la economía pesquera de la región. Vendemos
pescado, camarones y ostras en el mercado y con esto podemos ganar
hasta US$ 20 por día, lo cual es muy ventajoso para nuestras
familias. Ahora nos es difícil ganar incluso US$ 4 por día en los
mercados de Ziguinchor, porque hay muy poco pescado para vender”.

La desaparición de los mangles también es perjudicial para los
cultivos. Si hay menos mangles, hay más sal en el agua, y esto impide
plantar arroz. “Ahora, cuando plantamos el arroz, éste no crece, de
tanta sal que tiene el agua”.

En lo que respecta a la biodiversidad, los manglares cuentan con
pocas especies de árboles (entre 6 y 10), lo cual puede llevar a
pensar que son pobres en diversidad biológica. En realidad, sucede
exactamente lo contrario: los manglares son un ecosistema único e
irremplazable, que alberga una biodiversidad increíble y se ubica
entre los ecosistemas más productivos del mundo. Las raíces aéreas
de sus árboles forman una red compleja donde vive una multitud de
especies animales (peces, moluscos, crustáceos), y funcionan como
zonas de apareo, refugio y vivero para un gran número de otras
especies. Las enormes cantidades de peces e invertebrados que viven en
esas aguas costeras proveen alimento en abundancia a monos, tortugas y
aves acuáticas. Los manglares son además un punto importante para
muchas aves migratorias.

Numerosas especies animales utilizan las 7.200 hectáreas de manglar
de Baly Bay para anidar, descansar y alimentarse. Situado en la costa
occidental de Madagascar, ese manglar constituye un hábitat
importante para varias especies de cangrejos y camarones.

Según algunas estimaciones, más del 60% de los peces que se
capturan entre el Golfo de Guinea y Angola se crían en el cinturón
de mangles del delta del Níger. Durante muchas generaciones, las
comunidades que allí viven han manejado el manglar de manera
sustentable. Esto ha sido posible gracias a su profundo conocimiento
del ecosistema, transmitido de generación en generación.

Sin embargo, varios cambios ocurridos durante las últimas décadas
han provocado la destrucción o la degradación de los manglares en
muchos países. Los dos procesos que se observan son la destrucción
total y la degradación, y ambos suelen estar relacionados.

En algunos casos, la destrucción total puede deberse a la
urbanización, a los grandes emprendimientos turísticos, a la
producción de arroz o a la erradicación del manglar para
substituirlo por la cría industrial de camarones. Según la FAO,
África ha perdido unas 500.000 hectáreas de manglar durante los
últimos 25 años.

En otros casos, la deforestación parcial se ve agravada por la
degradación del manglar (aunque la mayoría de los árboles queden en
pie), debido a actividades como la explotación petrolera o la
minería. La instalación de oleoductos, sistemas de exploración
sísmica y minas a cielo abierto provocan deforestación, mientras que
los derrames de petróleo, la quema de gases y los vertederos de
desechos degradan el ecosistema en su conjunto. Otra causa importante
de degradación “invisible” es el empleo de agrotóxicos en los
cultivos agrícolas de las cercanías, pues dichos productos químicos
terminan desembocando en el ecosistema y ocasionan graves daños a la
biodiversidad del manglar y a los medios de vida de sus pobladores.

En lo referente a la degradación, ha habido grandes derrames de
petróleo que devastaron los ríos, mataron los mangles y los seres
vivos de la costa y afectaron la salud y la subsistencia de millones
de personas. Si bien esto ha sucedido en varios países de África
oriental y occidental, el caso del delta del Níger es probablemente
el peor. Como lo denunció Amnesty International, las comunidades de
la zona dependen de “la tierra y los cursos de agua naturales para
su sustento. Ahora, deben beber, cocinar y lavar con agua contaminada
y comer pescado contaminado con toxinas. Han perdido sus campos e
ingresos debido a los derrames de petróleo, y el aire que respiran
apesta a petróleo, a gas y a otros contaminantes”.

Otra forma de degradación del manglar proviene de la
sobreexplotación de sus recursos, tanto de los propios árboles como
de los peces y otros seres acuáticos que allí viven. En África, la
extracción excesiva de madera de mangle ha sido relacionada con el
ahumado de pescado, los materiales de construcción, el combustible y
la producción de carbón.

En este contexto, habría que esforzarse por lograr el uso
sostenible de los manglares existentes, la restauración de las zonas
degradadas y la replantación de bosques de mangles en todos los
lugares en que sea posible y viable.

Para que esto sea posible, es necesario empezar por identificar y
atacar todas las causas directas y subyacentes de la desaparición y
degradación de los manglares. A este respecto es importante señalar
que, si bien la mayoría de las primeras ya han sido identificadas,
las segundas siguen siendo objeto de debates y requieren mayor
estudio. Un análisis de este tipo es fundamental para evitar caer en
respuestas fáciles, como echar la culpa a “la pobreza” o al
“crecimiento demográfico”, ocultando el papel que han
representado los gobiernos, las instituciones internacionales y las
corporaciones en la pérdida y degradación de los manglares.

Al ocuparse de los problemas existentes sería conveniente prevenir
la aparición de otros. A este respecto, habría que adoptar e
implementar políticas para detener la expansión de la cría
industrial de camarones, que está viendo en los manglares africanos
una nueva oportunidad de hacer negocios sin preocuparse mayormente del
ecosistema. Los impactos ambientales y sociales de esa actividad ya
han sido bien documentados en todos los países en los que se ha
establecido, en especial en Latinoamérica y Asia. En un país tras
otro, el resultado es que la cría industrial de camarones destruye
los manglares, la biodiversidad y los medios de vida de las
poblaciones locales. Los impactos de los pocos casos de cría
industrial de camarones que existen en África deberían también
servir de base para convencer a los gobiernos sobre este punto.

Hay que lograr que los manglares africanos sigan cumpliendo la
función que siempre tuvieron: garantizar el sustento de los
pobladores a través de la conservación y el uso sensato de su rica
diversidad biológica.

Versión resumida de “African mangroves: their importance for
people and biodiversity”, por Ricardo Carrere, editorial de “The
relevance of mangrove forests to African fisheries, wildlife and water
resources”, Nature & Faune, volumen 24, número 1. El artículo
completo, con notas al pie, fuentes citadas y referencias, está
disponible en ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/012/ak995e/ak995e00.pdf

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– Bangladesh: el papel del BAsD y del Banco Mundial en la
destrucción del “bosque de las hojas caídas”

Los últimos relictos de bosque de Bangladesh están desapareciendo,
y se suele responsabilizar de esto a la agricultura de tala y quema
practicada por los pueblos locales. El gobierno, con la ayuda de
préstamos y fondos provenientes de instituciones financieras
bilaterales y multilaterales, está promoviendo activamente la
plantación de árboles, con lo cual parecería intentar revertir la
situación.

Sin embargo, lo que realmente sucede es lo opuesto. Mientras el
cultivo itinerante tradicional (jum) practicado por los pueblos
indígenas demostró siempre garantizar la supervivencia del bosque,
la “reforestación” subvencionada por el gobierno y las IFI está
destruyendo los últimos vestigios de los verdaderos bosques.

El bosque de shorea de planicie (Shorea robusta, sal) no es sino un
ejemplo, entre muchos otros, de lo antedicho, como se desprende
claramente de los siguientes extractos del libro de Philip Gain,
“Stolen Forests” (Bosques robados):

“El bosque tradicional de shorea de planicie [árbol Shorea
robusta, sal] se extendía en la región de Modhupur, así como en los
distritos de Dhaka, Rangpur, Dinajpur y Rajshahi. Sin embargo, los
vestigios que hoy quedan no dan testimonio de su tradición. La mayor
parte de estos bosques ha sido destruida y las tierras fueron
invadidas o destinadas a la plantación industrial o comercial de
especies exóticas y a actividades agrícolas. También una pequeña
parte del bosque de shorea fue convertida en plantaciones de árboles
de caucho.”

“El bosque de shorea, también conocido como el bosque de las
hojas caídas, tiene características únicas. Una de ellas es que
precisa pocos cuidados para regenerarse. Las zonas de bosque de shorea
que aún sobreviven constituyen el hábitat ideal para cientos de
especies nativas. Aunque la especie dominante es la shorea (que cubre
hasta el 70% de su extensión), también hay allí innumerables
especies vegetales, como plantas medicinales, árboles frutales,
verduras silvestres, hierbas, plantas trepadoras, y miles de otros
tipos de formas de vida. Hasta hace poco tiempo el bosque de shorea
era un refugio seguro para animales como el tigre, el oso, el mono, el
colobo y diversos pájaros. Ahora, los recursos genéticos y
faunísticos del bosque de shorea ya son historia. El bosque ha sido
despojado de sus tradiciones.”

“Hubo un tiempo en que la agricultura jum se practicaba en las
zonas de bosque de shorea... Los zamindars
permitían a los Garos del bosque de Modhupur realizar cultivos jum,
con la condición de que mantuvieran el bosque. La duración máxima
de este cultivo en una parcela del bosque de Modhupur era de tres
años. Después de eso había que plantar shorea y otras especies
locales para restaurar el bosque. Los Garos se responsabilizaban de
crear y mantener dichos bosques. El cultivo jum estuvo permitido en el
bosque de Modhupur durante todo el dominio británico; sin embargo, el
bosque natural permaneció intacto y los habitantes del bosque vivían
en paz. Cuando los bosques pasaron a depender del Departamento
Forestal se prohibió el cultivo jum en Modhupur.”

Esta medida no sólo privó a los habitantes de sus medios de vida
sino que provocó directamente la destrucción del bosque de shorea.
Philip Gain resume así la situación:

“Desde hace algún tiempo, si hay algo que tienen en común los
relictos de bosque de shorea es el monocultivo de especies exóticas,
con predominancia de la acacia y el eucalipto. Quien viaje de Dhaka a
Bengala Norte bordeando el cinturón de bosques de shorea encontrará
casi en todas partes plantaciones de ese tipo. Es común ver esos
árboles, plantados en filas y sin vegetación de sotobosque, en los
bosques de shorea. En la mayoría de los casos esas plantaciones
reemplazan un bosque degradado que podría haber sido restaurado. A
diferencia del Departamento Forestal, los ambientalistas y los
profesionales forestales opinan que el monocultivo en los bosques de
shorea es un desastre que podría haberse evitado. Lo que los
organismos gubernamentales y las IFI llaman ‘bosques plantados’
son en realidad monocultivos sin ningún valor tradicional ni
educativo.”

En la introducción, Gain explica que “en el transcurso de una
década y media he aprendido hasta qué punto es erróneo
responsabilizar de la destrucción de los bosques a las desventuradas
comunidades que los habitan y a sus prácticas.”

Pero la realidad es muy diferente; toda la responsabilidad recae en
los proyectos de plantación patrocinados por el BAsD y el Banco
Mundial:

“He visto cómo el bosque de shorea de Modhupur ha sido despojado
de sus tradiciones. No es excepcional que los bosques se degraden,
pero la introducción de plantaciones –monocultivos de teca, hevea,
eucalipto y acacia – tiene horrendas consecuencias para los bosques
nativos. En Modhupur, las especies invasoras se han abierto camino en
los bosques gracias a la ‘forestación social’ que, en realidad,
consiste en plantaciones de árboles. La llamada ‘forestación
social’, que comenzó en 1989-90, estuvo precedida por el
monocultivo del caucho, que destruyó una parte considerable del
bosque de shorea. Financiada por el Banco Asiático de Desarrollo,
causó inmensos estragos en el bosque, no sólo en Modhupur sino
también en otras zonas, llegando incluso al extremo norte de
Bangladesh.” “En Bangladesh, si bien los proyectos de plantación
son realizados por el gobierno, están mayormente financiados por
instituciones financieras internacionales (IFIs): el Banco Asiático
de Desarrollo y el Banco Mundial.”

Gain afirma que las plantaciones no sólo “no son bosques en
absoluto” sino que son una “de las principales causas de la
destrucción de los bosques y del sufrimiento de las comunidades
étnicas que los habitan”.

Cuatro años después de la publicación de su libro, Philip nos ha
informado que en enero de 2010 se encontró con una alta funcionaria
del BAsD, quien “confirmó que el Banco se ha retirado por completo
del sector forestal de Bangladesh y del resto de Asia desde 2007.
También comunicó que el BAsD reconoce que su actuación en proyectos
forestales no fue satisfactoria. También el Banco Mundial ha dejado
de financiar proyectos forestales en Bangladesh. Esto representa una
victoria para nosotros, que siempre dijimos a las dos IFI que el
financiamiento de proyectos forestales estaba provocando la
destrucción de los bosques”.

Artículo basado en extractos de “Stolen Forests”, Philip Gain
(2006), Bangladesh, SEHD, y en un mensaje enviado por el autor al WRM
el 16 de febrero de 2010. Correo electrónico: sehd@citech.net

.

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- Chile: investigación brinda datos sobre importancia del bosque
nativo para el agua

Según describe el estudio, una gran parte de los bosques templados
sudamericanos se encuentra en la Ecorregión de los Bosques
Valdivianos (35-488S), en Chile y zonas adyacentes de Argentina, que
figura entre las que tienen mayor prioridad de conservación en el
mundo.

Como característica, se señala que la mayoría de los bosques
indígenas de Chile son propiedad privada (el 71% del total). Los
demás se encuentran en parques nacionales y reservas. En general, los
bosques privados han sido valorados y utilizados para la producción
de leña y madera (casi siempre aplicando métodos de explotación no
sustentables), o para la expansión de otras actividades productivas:
agricultura, pastoreo y plantaciones comerciales de árboles exóticos
de rápido crecimiento (Pinus radiata y Eucalyptus spp.). Entre 1975 y
2000, la rápida conversión en plantaciones de bosque condujo a
un índice de deforestación anual de 4,5% en una zona determinada.

La investigación explica que la política forestal aplicada en
Chile desde 1974 sería responsable del mal estado de conservación de
los bosques nativos. Dicha política no ofreció incentivos
económicos para el manejo sustentable y la conservación de los
bosques y, en cambio, se usaron fondos públicos para financiar el
establecimiento de plantaciones. Esto, junto a la liberalización de
las exportaciones y a la privatización de las plantaciones y
fábricas de celulosa estatales, explica el rápido crecimiento de la
industria forestal basada en las plantaciones, a menudo considerada
como un modelo económicamente exitoso en los países latinoamericanos
y en otros lugares (Lara y Veblen, 1993; Sedjo et al., 1999; Lara et
al., 2006).

Mientras aumentan las plantaciones forestales, el bosque nativo se
degrada o se destruye. Según datos aportados por el artículo de La
Tercera, “en la región de La Araucanía se pierden anualmente un
promedio de 2.845 hectáreas por incendios forestales, inundaciones
por represas, talas ilegales y degradación de bosques. Un escenario
mejor, pues según la FAO antes del 2000 la pérdida promedio anual
era de 20 mil hectáreas. Otras estimaciones: entre la V y la XII
regiones la pérdida llega a 100 mil hectáreas desde 1995. Y un
estudio de las universidades de Concepción, Austral y Alcalá, de
España, dijo que se perdieron 82.131 hectáreas de la vegetación
autóctona en las regiones V, Metropolitana y VI entre 1975 y 2008, lo
que equivale a un 42,5% del total original”.

La academia ha respondido a la pérdida de bosque nativo tratando de
demostrar su importancia como ecosistema, así como los beneficios que
presta directa e indirectamente a la sociedad, entre ellos la
provisión de agua, tanto en cantidad como en calidad.

En el trabajo de investigación de la Universidad Austral se
“midió diariamente, durante cuatro años, en seis cuencas de 140 a
1.462 hectáreas en la Cordillera de la Costa, en el área de
Valdivia. Se tomaron en cuenta el porcentaje de cobertura de bosque
nativo de cada cuenca y el coeficiente de escorrentía -esto es, la
relación entre el caudal y la precipitación anual-. Y la conclusión
fue que los caudales y la producción de agua están correlacionados
con el porcentaje de bosque nativo que cubre las cuencas. En números:
un incremento del 10% en la cubierta de bosque nativo en las cuencas
produciría un aumento de 14,1% en el caudal de verano”.

"El bosque nativo reduce la velocidad de escurrimiento, lo que
permite una recarga de las napas y un flujo lento hacia los arroyos y
ríos que mantienen los caudales de verano, en comparación con
terrenos de uso agropecuario y plantaciones forestales", explica
Antonio Lara, Decano de la Universidad Austral e integrante del equipo
de investigación. El bosque regula el flujo de agua y aporta
equilibrio.

Por otro lado, el estudio hace referencia a investigaciones que
indicaron que la conversión de bosques nativos en plantaciones de
crecimiento rápido hace disminuir el caudal de los ríos,
especialmente en verano. Además, algunos estudios sobre el equilibrio
hídrico de las plantaciones jóvenes de E. globulus y P. radiata
realizados en el centro-sur de Chile han revelado que las reservas de
humedad del suelo disminuyen más a medida que la plantación
envejece, mientras aumentan la intercepción del dosel y la
evapotranspiración. Por otra parte, la conversión en plantaciones ha
hecho disminuir la calidad del agua debido al aumento de los
sedimentos asociados al desmonte total en plantaciones manejadas en
ciclos de 12 años en el caso de Eucalyptus spp., y de 20 años en el
caso de Pinus radiata.

Tal como lo señala el artículo de La Tercera, los resultados
académicos vienen a confirmar lo que las organizaciones del
movimiento mapuche y socioambiental han estado señalando hace tiempo:
que las plantaciones de monocultivos de árboles atentan contra el
suelo y las reservas de agua.

Hoy más que nunca es necesario cuidar los bosques, que son la base
de la biodiversidad y del sustento y la vida no solo de las
comunidades que dependen directamente de ellos para su sustento, sino,
a la larga, de toda la humanidad.

(1) “Estudio relaciona presencia de bosque nativo con mayor
producción de agua”,
http://www.mapuexpress.net/images/publications/18_12_2009_23_3_41_1.jpg
.

(2)
http://aureliennewenmapuche.blogspot.com/2009/12/estudios-relacionan-presencia-de-bosque.html
.

inicio <#0>

- La restauración de los manglares es necesaria, el monocultivo de
mangles no

El tsunami de diciembre de 2004 que hizo estragos en varias costas
asiáticas también mostró el grado de destrucción de origen humano
que han sufrido cinturones verdes protectores de la línea costera,
como los manglares. De allí surgió la necesidad de restaurar esas
protecciones naturales, pero muchos de los intentos fracasaron.

Como explica en su sitio web la organización Mangrove Action
Project (MAP): “Varias iniciativas para restaurar los cinturones
verdes costeros luego del tsunami consistieron simplemente en sembrar
semillas y plantas de mangle. Ya hubo numerosos fracasos, debido a la
plantación de especies inadecuadas en lugares inadecuados. En
general, el fracaso se debe a la falta de conocimientos sobre el
propio sitio”.

La historia del lugar, las especies de mangles que allí han crecido
y sus necesidades hidrológicas, la profundidad del substrato en el
cual crecieron, la cantidad de agua dulce que llegaba a la zona y el
lugar donde se producía el intercambio de las aguas de marea no
suelen ser tenidos en cuenta en los métodos de plantación corrientes
que a veces lo que promueven es forestar, lo cual es distinto de
restaurar el manglar.

Se ha gastado mucho dinero en instalar viveros de mangles, sin
pensar en determinar las necesidades de dichos árboles, específicas
para cada sitio que se pretende restaurar. MAP brinda el ejemplo
siguiente al respecto: “contrariamente a la creencia popular, los
mangles necesitan algo de agua dulce para crecer bien, y sólo están
sumergidos durante un tercio del tiempo. Plantar mangles en una costa
expuesta, en aguas demasiado profundas y sin aporte de agua dulce, es
condenarse al fracaso”.

Un caso reciente de supuesta restauración del manglar en el
estuario de Sabarmati, en Gujarat, India, ha sido cuestionado por
tratarse tan solo de un proyecto de monocultivo. El proyecto consiste
en plantar sobre todo una especie de mangle (Avicennia marina) en las
marismas. Sin embargo, los mangles no crecen bien en las marismas
hasta que las condiciones hidrológicas cambian como para que los
manglares puedan desplazarse hacia esas zonas adyacentes y
colonizarlas. Esto sucede cuando la altura del substrato aumenta a lo
largo de la costa, con lo cual los mangles pueden migrar hacia la zona
cambiante de las marismas.

El director ejecutivo de MAP, Alfredo Quarto, cuestiona ese enfoque:
“Cuando el nivel del mar sube, como sucede hoy en día, ¿no
deberíamos suponer que los mangles se desplazarán hacia el interior,
hacia las zonas que están detrás de los límites actuales del
manglar, quizás hacia las salinas y los pantanos de agua salobre?
También cabe preguntarse: ¿cómo puede equipararse el hecho de
plantar mangles en una marisma con la restauración de un ecosistema
de manglar, cuando en realidad de lo que se trata es de forestación y
de conversión de un ecosistema? ¿Acaso las marismas no son
componentes importantes y productivos de una zona intermareal
dinámica que también incluye los manglares, las salinas y los
pantanos de agua salobre? ¿Acaso las aves migratorias, como las
zancudas, y otras especies, como los moluscos y otros seres marinos,
no tienen importantes conexiones con una marisma sana y dependen de
ella?”

Su conclusión es que “el enfoque en cuestión no conduce a
restaurar un ecosistema viable y biodiverso, sino a crear un
monocultivo. Una plantación de mangles no es en mo

do alguno un ecosistema de manglar sano.”

Hay algo mejor que promover el monocultivo para un ecosistema
multi-especies de este tipo, especialmente en Asia, donde en una misma
zona se puede encontrar entre 20 y 30 variedades de mangles. La
Restauración Ecológica del Manglar (EMR, Ecological Mangrove
Restoration) es un enfoque ecosistémico que MAP propone como método
para restaurar los manglares a largo plazo y respetar la diversidad
biológica, priorizando la restauración de la hidrología natural de
las zonas perturbadas.

Según explica MAP, “en muchos casos, la restauración de la
hidrología natural de una zona permitirá que la Naturaleza restaure
los manglares gracias al flujo y reflujo de la marea, transportando
las semillas de mangle para que se regenere naturalmente un humedal
boscoso biodiverso y saludable”.

El método de restauración ecológica (EMR) de MAP recomienda
seguir seis pasos para restaurar un manglar de manera económica y
eficiente, respetando los procesos naturales básicos y dando a la
población local un papel central en el proceso de restauración y de
gestión.

Los gobiernos y las ONG deberían trabajar en conjunto con las
comunidades locales para:

1. Conocer tanto las especies individuales como la ecología común
de las especies naturalmente presentes en el lugar, prestando especial
atención a los modelos de reproducción, distribución y
establecimiento exitoso de las plantas.

2. Conocer la hidrología normal que controla la distribución, el
establecimiento y el crecimiento exitosos de las especies objetivo.

3. Analizar las modificaciones ocurridas en el ambiente, que
actualmente impiden el desarrollo natural del manglar secundario.

4. Seleccionar las zonas de restauración apropiadas aplicando los
pasos 1 a 3, donde exista la probabilidad de rehabilitar el ecosistema
con una buena relación costo-beneficio. Considerar de qué mano de
obra se dispone para la realización del proyecto, incluida la
supervisión apropiada de los avances hacia la consecución de los
objetivos cuantitativos establecidos antes de la restauración. Este
paso incluye la resolución de los problemas de uso o propiedad de la
tierra, para asegurar el acceso y la conservación del lugar a largo
plazo.

5. Diseñar el programa de restauración en los lugares
seleccionados en el paso 4, para restaurar el sistema hidrológico
apropiado y utilizar la regeneración natural de los mangles para el
establecimiento de las plantas.

6. Recurrir a la siembra de semillas o plantas sólo después de
determinar, a través de los pasos 1 a 5, que la regeneración natural
no proveerá la cantidad de plantas bien establecidas, el ritmo de
estabilización o la tasa de crecimiento que requiere el proyecto para
ser exitoso.

Comparado con los enormes y a menudo fallidos programas financiados
con préstamos del Banco Mundial y agencias gubernamentales, el
enfoque a pequeña escala del MAP ha dado muy buenos resultados. En el
marco de la recuperación posterior al tsunami y con la participación
de las comunidades locales, se ha logrado rehabilitar 580 hectáreas
de manglares en Riau y Sumatra del Norte, Indonesia, aplicando el
método EMR del MAP.

Por más información sobre el EMR del MAP sírvase visitar:
http://www.mangroveactionproject.org
/map-programs/restoration, o dirigirse a Alfredo Quarto, correo
electrónico: mangroveap@olympus.net
.

Para saber más sobre el grupo EMR del MAP en Yahoo y participar en
él sírvase visitar: http://tech.groups.yahoo.com/group/emr_group/
.

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– El mito de reducir las emisiones de GEI por medio del “Manejo
Forestal Sostenible”

Un reciente informe de Greenpeace (1) evalúa las emisiones de gases
de efecto invernadero (GEI) en diversos tipos de explotación maderera
industrial.

El informe subraya el valor que tienen los bosques primarios
intactos (antiguos, vírgenes), no sólo por su gran diversidad
biológica sino porque son los más resistentes al cambio climático y
contienen las mayores reservas de carbono. Sin embargo, cuando se
consideran opciones para la inclusión de la Reducción de Emisiones
derivadas de la Deforestación y la Degradación de los bosques
(REDD), se suele hacer referencia al potencial que guarda el “manejo
sustentable de los bosques” como medio para lograr reducir las
emisiones. La industria forestal, algunos gobiernos con intereses
particulares en el sector maderero y varias organizaciones
internacionales están abogando por una interpretación restringida y
reformulan esto con un término más amplio, “Manejo Forestal
Sostenible” (MFS).

La extracción selectiva afecta al 28% de los bosques tropicales del
mundo. En Papúa Nueva Guinea (PNG), ya se había explotado en 2002 en
forma selectiva entre 2,9 y 4,1 millones de hectáreas de bosque
primario, y aproximadamente la mitad de los bosques de PNG (16,3
millones de hectáreas) han sido dados en concesión y están en
peligro de quedar degradados como resultado de su explotación. En
Indonesia, las concesiones de bosques abarcan 42 millones de
hectáreas. En África central, cerca de 40 millones de hectáreas de
bosque primario pertenecen a concesiones madereras industriales.

Los daños que provoca la explotación convencional practicada en
muchos países en desarrollo afectan al 10% – 70% de los árboles
restantes, según la intensidad de la extracción y la técnica
utilizada. Los daños que sufre el sitio, como la perturbación, la
compactación o la erosión del suelo, también liberan gases de
efecto invernadero de otros depósitos de carbono. Varios estudios
realizados en el Sudeste asiático sobre la madera extraída, las
partes de árboles (raíces, ramas, etc.) y los árboles no
utilizados, las lianas y demás vegetales dañados o destruidos,
revelaron que el impacto directo de la tala selectiva provoca una
disminución de cerca del 50% del carbono de la biomasa. Si se tienen
en cuenta la construcción de caminos e infraestructuras, así como la
fragmentación y los efectos de borde, la disminución de las reservas
de carbono es aún mayor. Los caminos en particular son considerados
como “la semilla de la destrucción del bosque tropical”. Además,
si se consideran los efectos indirectos de la tala, tales como el
incremento de la sensibilidad a la sequía y de la probabilidad de
incendios debido a los efectos de borde, o el aumento del riesgo de
degradación o de conversión que conlleva la facilidad de acceso, los
impactos climáticos de la tala selectiva son considerablemente
mayores. En la Amazonía, la teledetección mostró que la tala
selectiva había duplicado la superficie de bosque degradado por
actividades humanas.

La degradación del bosque primario que produce la tala, ya sea
convencional o por Manejo Forestal Sostenible, limita la capacidad de
dichos bosques de absorber el CO2 antropogénico y aumenta su
vulnerabilidad al cambio climático. El Manejo Forestal Sostenible es
una actividad que degrada los bosques y, sobre todo si se la compara
con la conservación, la restauración o la protección del bosque, no
se puede argumentar que reduzca las emisiones.

No parece eficiente ni eficaz dar incentivos considerables, en
dinero o en carbono, a empresas madereras que sólo buscan la
producción y las ganancias, para que manejen los bosques de manera
“sustentable”, ni parece probable que se pueda confiar en que
dichas empresas logren una reducción real de las emisiones. Muchas de
ellas están mezcladas en escándalos relacionados con ilegalidades,
corrupción y prácticas destructivas.

Si el MFS recibe incentivos REDD, puede terminar siendo un subsidio
para expandir la explotación forestal hacia los bosques primarios y
los paisajes de bosques intactos.

Además, las reglas para calcular las tasas de deforestación (neta
y no bruta) que permiten el MFS (emisiones derivadas de la extracción
menos emisiones captadas por la regeneración) pueden incentivar aún
más la expansión de la explotación de bosques primarios. Dado que,
según la definición actual de la ONU, un bosque sólo necesita tener
una cobertura del 10%, muchos modelos del llamado Manejo Forestal
Sostenible podrían conllevar una degradación considerable del bosque
sin que eso se reflejara en los índices de cobertura ni de
deforestación.

Así, una de las conclusiones del informe es que “No se debe usar
ningún fondo REDD para financiar o subsidiar la explotación
industrial de los bosques, llámesele o no Manejo Forestal
Sostenible”.

(1) Extraído del informe de Greenpeace: “Why logging will not
save the climate: the fallacy of GHG emissions reductions from
so-called ‘Sustainable Forest Management’ (SFM) or Reduced Impact
Logging (RIL) of natural forests”, Rosoman, G., Cotter, J., y
Marahrens, M., setiembre de 2009,
http://www.greenpeace.org/raw/content/international/press/reports/why-logging-will-not-save-the.pdf
.

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COMUNIDADES Y MONOCULTIVOS DE ÁRBOLES

– Brasil: una vez más contra el proyecto MDL de Plantar

Plantar S.A. Reflorestamentos, una compañía siderúrgica y
forestal que opera en Brasil, en el estado de Minas Gerais, se ha
esforzado mucho por obtener dinero a través del Mecanismo de
Desarrollo Limpio (MDL).

Las actividades de la empresa incluyen la plantación a gran escala
de eucaliptos no autóctonos – que se queman para hacer el carbón
usado luego en la fabricación de hierro en lingotes –, que ha
despojado ilegalmente de sus tierras a numerosas personas, destruido
empleos y medios de vida, secado y contaminado las reservas de agua
locales, agotado los suelos y la diversidad biológica del bioma
nativo del Cerrado, amenazado la salud de la población y explotado a
los trabajadores en condiciones terribles (ver Boletín nº 145 del
WRM).

Ya en 2004 Plantar S.A. había pedido 1,5 millones de CER
(certificados de reducción de emisiones), basándose en “la
plantación de bosques”. Los CER, que en ese caso equivalían a unos
25 millones de dólares, permiten vender créditos de carbono
certificando que un proyecto determinado ha reducido las emisiones de
gases de efecto invernadero. Quienes contaminan la atmósfera en
algún otro lugar pueden comprar dichos créditos, con lo cual se
ahorran el esfuerzo de disminuir sus propias emisiones.

El argumento fue que la zona forestada del estado de Minas Gerais se
estaba reduciendo rápidamente y que, sin el capital de los créditos
de carbono, la compañía no podría reponer los árboles extraídos
para uso industrial. Sin embargo, Plantar siempre plantó y replantó
árboles masivamente, y finalmente el proyecto no fue aprobado.

En un nuevo intento, Plantar reformuló el proyecto y argumentó que
si no recibía fondos para (re)plantar eucaliptos en Minas Gerais para
la producción de carbón, tendría que quemar carbón mineral. Varias
organizaciones sociales se opusieron al proyecto, que fue rechazado
una vez más.

A mediados de 2009, Plantar volvió a presentar al Consejo ejecutivo
del Mecanismo de Desarrollo Limpio un proyecto de reforestación
asociado a la industrialización del mineral de hierro, con el título
de “Biomasa cultivada como fuente renovable de energía para la
producción de hierro en lingotes”. El proyecto promete realizar
“plantaciones dedicadas” a la producción de carbón. Si es
aprobado, permitirá que la empresa reciba pagos por hacer lo que ya
hace desde 2000: plantar y replantar eucaliptos a gran escala para uso
industrial.

Un grupo de personas, organizaciones, movimientos y redes que
representan a la sociedad brasileña, junto con simpatizantes
internacionales del Norte y del Sur, ha denunciado el proyecto de
Plantar S.A. y se ha opuesto a él.

En una carta enviada a los miembros del Consejo Ejecutivo del MDL,
las organizaciones afirman que “una nueva formulación de proyecto
MDL de Plantar promete reservar plantaciones de eucalipto en tierras
propias para la producción de carbón vegetal, bajo el falso
argumento de “biomasa renovable”. La empresa pretende conseguir
créditos de carbono para lo que ya está plantando desde el año
2000, un argumento que demuestra que no está "adicionando" nada a lo
que acostumbraba hacer normalmente! Clasificadas como "neutras en
carbono", las operaciones de la empresa no garantizan para nada que la
emisión de CO2 se neutralizará, después de las emisiones de
transporte, logística y principalmente quema de la propia madera en
los hornos de carbón, así como en las contaminantes industrias de
arrabio, en la minería y en la producción y uso de automóviles,
destino final de gran parte de la producción”.

Los firmantes declaran que “Entendemos que los plantíos químicos
de Plantar S.A., su manejo y quema de eucalipto de corto ciclo y gran
escala no pueden representar nunca un mecanismo de justicia
climática”.

Por el contrario, afirman que “la desaparición y la
contaminación de ríos y arroyos; la expulsión de las familias
campesinas y de los pueblos de los bosques indígenas y geraiszeiros;
la disputa territorial por la Reforma Agraria y con comunidades
quilombolas que buscan retomar sus territorios ancestrales (como
ocurre actualmente en Minas Gerais y Espíritu Santo); la devastación
del bosque nativo del Cerrado y de la Mata Atlántica, y su histórica
substitución por plantíos homogéneos de especie exótica; la
represión, la criminalización y la intimidación de los líderes
locales y de los movimientos de resistencia; la promoción de la
inseguridad alimentaria en el entorno de los plantíos de eucaliptos;
la precarización/tercerización del trabajo y el gran número de
trabajador/e/a/s accidentado/a/s y contaminado/a/s - según puede
comprobarse con la abundante documentación existente- son aspectos
esenciales que deben influenciar una nueva decisión negativa de este
Consejo Ejecutivo del MDL.”

El texto completo de la carta está disponible en
http://www.wrm.org.uy/paises/Brasil/CartaPublicaPlantarESP.pdf

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- Definición pro-empresarial esconde monocultivos de palma aceitera
bajo el rótulo de “bosques”

Un artículo publicado en el sitio Web EUobserver.com (1) informa
que “en un borrador de comunicado donde se orienta a los estados
miembros de la UE sobre el uso de los biocombustibles, la Comisión
clasifica las plantaciones de palma aceitera, fuente de uno de los
biocombustibles más destructivos, como 'bosques'. En esencia, el
documento afirma que como las plantaciones de palma aceitera son lo
bastante altas y dan suficiente sombra, cuentan como bosques”.

El artículo prosigue citando el documento en cuestión: “Las
áreas con cobertura forestal son aquellas donde los árboles han
alcanzado, o pueden alcanzar, una altura de al menos cinco metros, con
una cubierta de copas de más del 30 por ciento.” “Esto incluiría
normalmente los bosques, las plantaciones forestales y otras
plantaciones de árboles como la palma aceitera.” “Esto significa,
por ejemplo, que la transformación de un bosque en una plantación de
palma aceitera no constituiría en sí misma una infracción de [los
criterios de sostenibilidad].”

Lo que antecede es el resultado exitoso de una intensa campaña de
los productores malayos para presionar a la Comisión Europea a
través de GPlus, el grupo de presión internacional contratado por el
Consejo Malayo del Aceite de Palma. Por otra parte, es muy conveniente
para la UE que, el año pasado, aprobó la Directiva sobre Energía
Renovable que obliga a los estados miembros a obtener de fuentes
renovables el 10 por ciento de los combustibles para el transporte, la
mayor parte de los cuales provendrán sin duda de monocultivos de
palma. El hecho de definir dichas plantaciones como “bosques”
contribuirá a maquillar de verde sus impactos ambientales y sociales.

Indonesia, primer productor mundial de aceite de palma, aprovechó
inmediatamente la oportunidad para definir como “bosques” a sus
destructivas plantaciones de palma aceitera. El 16 de febrero, el
Jakarta Post informó que “el Ministerio de Bosques está redactando
un decreto para incluir las plantaciones de palma aceitera en el
sector forestal a fin de cumplir con las normas internacionales
referentes a la mitigación del cambio climático”. El jefe de
investigación y desarrollo del ministerio, Tachrir Fathoni, dijo que
“por definición, las plantaciones de palma aceitera serán
definidas como bosques”, y alegó que “muchos países como
Malasia, segundo productor mundial de aceite de palma luego de
Indonesia, han incluido las plantaciones de palma aceitera en el
sector forestal”.

Si bien es absurdo, desde el punto de vista científico, definir
como “bosque” el monocultivo industrial de una especie exótica,
desde el punto de vista económico es absolutamente lógico, como lo
explica Tachrir Fathoni: “Al hacerlo, Malasia podrá obtener
incentivos financieros de la Convención Marco de la ONU sobre el
Cambio Climático (CMNUCC) gracias al comercio de carbono”. Añadió
que la ONU sólo especifica la altura que deben tener los árboles de
un bosque, sin mencionar su especie, y que esta iniciativa está
destinada “a anticipar la implementación del plan REDD”. Bajo el
mecanismo REDD (Reducción de las emisiones derivadas de la
deforestación y la degradación de bosques), los países con extensa
“cubierta boscosa” pueden recibir beneficios financieros por
detener la deforestación. ¡Eso equivale a decir que Indonesia será
recompensada por destruir sus bosques tropicales siempre que los
sustituya por “bosques” de palma aceitera!

Lo absurdo de la situación sirve al menos para fortalecer la
posición de las numerosas organizaciones que cuestionan desde hace
años la definición de bosque de la FAO, que incluye las plantaciones
como tales. Dicha definición ha sido aceptada sin discusión por
instancias internacionales como la CMNUCC, dando lugar así a
situaciones tan disparatadas como la presentada.

Al mismo tiempo, esperamos que la divulgación de este documento de
la UE provoque en Europa una oposición organizada contra la
definición propuesta pues, de ser adoptada, contribuirá a acelerar
la destrucción de los bosques, no sólo en Indonesia y Malasia sino
en todo el Sur.

¡Las plantaciones de palma aceitera no son bosques!

(1) “Palm oil plantations are now ‘forests’, says EU”, por
Leigh Phillips, http://euobserver.com/885/29410
.

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- Laos: investigación sobre los impactos de las plantaciones de
caucho

Un proyecto de investigación fue llevado a cabo en Laos con el fin
de evaluar los impactos económicos, sociales y ambientales de las
grandes concesiones de tierras para la plantación de caucho, y para
hacer recomendaciones sobre el futuro manejo de la tierra en dicho
país. Dos provincias del sur de Laos (Champassak y Salavane) fueron
elegidas para realizar investigaciones durante un año, desde julio de
2007 hasta julio de 2008.

El proyecto fue desarrollado en conjunto por el Centro de
Investigación e Información sobre Tierras y Recursos Naturales de la
Oficina Nacional de Gestión Territorial de la Oficina del Primer
Ministro (Laos), la Fundación para la Recuperación Ecológica y la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chiang Mai
(Tailandia).

La investigación terminó pero está pendiente la publicación
oficial del Informe Resumen, que aún no ha sido aprobado por la
Oficina Nacional de Gestión Territorial. La última versión fue
presentada al Centro de Investigación e Información sobre Tierras y
Recursos Naturales en setiembre de 2009, una fecha relativamente
tardía para los hallazgos del estudio.

Como se puede suponer con razón que, para el momento en que la
publicación sea aprobada, los resultados del estudio habrán caducado
y no reflejarán la situación actual, la Fundación para la
Recuperación Ecológica, en su calidad de co-investigadora, quisiera
poner a disposición de las personas interesadas, extraoficialmente,
la última versión del informe.

Dada la importancia de esta investigación, el WRM ha publicado el
informe (en inglés) en su sitio web, que se encuentra disponible en:
http://www.wrm.org.uy/countries/Laos/RubberSummaryReport.pdf

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- México: plantaciones de palma entran a sangre y fuego en la Selva
Lacandona

A continuación publicamos un comunicado de la Red Latinoamericana
contra los Monocultivos de Árboles (RECOMA) que denuncia la
situación de violencia que están viviendo comunidades locales y
pueblos indígenas de la Selva Lacandona en Chiapas.

“Llamado a la solidaridad internacional para proteger la Selva
Lacandona en Chiapas, México, Febrero, 2010.

La Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Árboles (RECOMA)
denuncia por este medio los graves atropellos sufridos por distintas
comunidades de la Selva Lacandona, en la zona declarada reserva de
biosfera Montes Azules, en el Estado de Chiapas, México.

El pasado mes de enero, el Congreso del Estado de Chiapas aprobó la
financiación para la construcción de una planta procesadora de
aceite de palma. Poco tiempo después, decenas de familias en el
municipio de Ocosingo fueron desalojadas de su territorio, que se
utilizará para expandir los monocultivos de palma africana.

Decenas de policías fuertemente armados llegaron a la selva en
helicópteros y mediante agresiones violentas sacaron de sus casas a
hombres, mujeres, niños y niñas, quemaron sus viviendas y sin
ninguna explicación los trasladaron a la ciudad de Palenque.

Mientras el gobierno realiza discursos sobre la conservación de la
zona y su protección, expulsa a los verdaderos responsables de que
dicha conservación haya sido posible hasta el momento, al tiempo que
sustituye los ecosistemas locales por monocultivos de palma africana.

Las plantaciones de palma aceitera se promueven bajo un disfraz
“ecológico”, como si la producción de agrocombustibles derivados
del aceite de palma pudiera ser una solución frente al cambio
climático. Aparte de la falsedad de tales afirmaciones, se omite toda
mención a los gravísimos impactos que generan, como la violación de
los derechos humanos de poblaciones locales y pueblos indígenas, tal
como está aconteciendo ahora en Chiapas.

Además, los monocultivos de palma aceitera son una de las
principales causas de deforestación y por ende agravan el cambio
climático a través de la emisión del carbono almacenado en los
bosques, destruyen los medios de subsistencia y la soberanía
alimentaria de millones de pequeños agricultores, pueblos indígenas
y otras comunidades y generan graves impactos ambientales. Requieren
de productos agroquímicos que envenenan a los trabajadores y a las
comunidades locales, y contaminan los suelos y el agua. Los
monocultivos de palma aceitera eliminan la biodiversidad y agotan el
agua dulce.

En definitiva, los monocultivos para papel y agrocombustibles (como
lo es el caso de la palma aceitera) agravan las condiciones de vida y
supervivencia de las poblaciones locales y solo son beneficiosas para
un puñado de empresas que se enriquecen a costa de la destrucción
social y ambiental.

Por esta razón hacemos un llamado a la comunidad internacional a
condenar los planes de expansión de los monocultivos de palma en
México, denunciando esta situación por todos los medios a su
alcance. Llamamos además a adherir y participar activamente en el
próximo Foro Social de los Montes Azules, por la defensa del derecho
a la vida y el territorio
(http://www.wrm.org.uy/paises/Mexico/ForoMontesAzules.jpg
) que se realizará los días 5 y 6 de marzo en el Ejido Candelaria,
Municipio de Ocosingo, Chiapas, corazón de los Montes Azules”.

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COMERCIO DE CARBONO

- REDD: nuevo aliento para el fraude del comercio de carbono

El mecanismo de reducción de emisiones por deforestación y
degradación de los bosques (REDD) se basa en una idea muy simple:
hacer que los bosques valgan más vivos que muertos. Pero
considerándolo en detalle, el tema no es para nada simple. Para los
habitantes de los bosques, éstos ya valen más vivos que muertos.
REDD podría implicar la mayor transferencia de todos los tiempos del
control de los bosques hacia financieras internacionales de carbono y
empresas contaminadoras.

La creación de un enorme mercado de carbono forestal conllevaría
una serie de riesgos nuevos (y no tan nuevos). En un artículo que
describe cómo Goldman Sachs ayudó a crear (y se benefició de) la
burbuja financiera que explotó tan espectacularmente un par de años
atrás, el periodista Matt Taibbi explica que “En lugar de créditos
derivados, futuros de petróleo u obligaciones de deuda colateralizada
(OCD) con garantía hipotecaria, el nuevo juego, la próxima burbuja,
son los créditos de carbono … una burbuja de nuevas mercancías muy
novedosas, disfrazada de 'plan ambiental'.” Este nuevo mercado de
derivados de carbono “será vasto, complicado y enormemente difícil
de controlar,” escribe Rachel Morris en la revista Mother Jones.

Pero no sólo los periodistas están preocupados por las
complejidades de este nuevo mercado. Feike Sijbesma, Presidente de
Royal DSM, una de las empresas multinacionales más grandes de
Holanda, dijo a comienzos de este año durante el Foro Económico
Mundial que “Tener una reserva de derivados tan grande que se
transforme en una industria en sí misma es muy peligroso, porque la
cola podría terminar meneando al perro.”

Hay una empresa de fondos de alto riesgo que ya está apostando al
colapso del mercado de carbono. “Pensamos que hay un 30% de
posibilidades de que el mercado se desmorone,” dice
Anthony Limbrick, gerente de inversiones de Pure Capital, una empresa
de fondos de alto riesgo. Sin embargo, Limbrick no está demasiado
preocupado por ese colapso. “Eso podría generar un 'fat tail'
(evento poco frecuente con importantes consecuencias) para que ganemos
dinero.”

Los partidarios de financiar REDD a través del comercio de carbono
se basan en dos argumentos aparentemente contradictorios. El primero
es el de la oportunidad que está más al alcance de la mano: detener
la deforestación es una de las formas más simples y baratas de
reducir las emisiones. “La conservación de las selvas tropicales es
una solución para el cambio climático críticamente estratégica,”
dice Jeff Horowitz de Avoided Deforestation Partners, “porque es
más asequible que las soluciones intensivas en tecnología,
permitiendo así mayores reducciones de la contaminación que, por lo
demás, serían económica y políticamente realizables.” Horowitz y
su organización han presionado mucho para lograr que las
compensaciones de carbono sean parte del proyecto de legislación
climática de los Estados Unidos. Horowitz también calcula que
“proteger las selvas tropicales reducirá el costo de la
legislación climática de EE.UU. casi en un 50%, ahorrando miles de
millones a los americanos”.

El segundo argumento es que reducir la deforestación requiere tanto
dinero que la única forma de financiar REDD es asegurarse de que los
mercados de carbono participen en él. Según Horowitz: “El único
camino para conseguir los US$ 40 mil millones anuales necesarios para
terminar y a la larga revertir la deforestación, es crear incentivos
para la inversión privada”.

Claro que no hay garantía de que, volcando grandes sumas de dinero
sobre el problema de la deforestación, éste vaya a desaparecer.
Entre las causas subyacentes de la deforestación se encuentran la
corrupción y la tala ilegal. Los Ministerios Forestales de varios
países con mecanismos REDD son los ministerios más corruptos de
algunos de los países más corruptos del mundo. La tala ilegal
representa una gran proporción de las exportaciones de madera de
muchos de los países actualmente interesados en implementar
mecanismos REDD.

“Las alarmas están sonando,” dice Peter Younger, especialista
en crímenes ambientales de Interpol. “Es simplemente demasiado
grande para controlarlo. El potencial de criminalidad es enorme y aún
no ha sido considerado por quienes crearon este mecanismo”. En una
entrevista con The Guardian, el año pasado, Younger declaraba que
“Las organizaciones mafiosas tienen puestos los ojos en el naciente
mercado del carbono forestal… los mecanismos REDD están expuestos a
grandes abusos”.

Los abusos ya están sucediendo, tanto en el bosque como en el
mercado. Papúa Nueva Guinea ha visto créditos de carbono falsos,
aventureros del carbono y una serie de acuerdos sospechosos con los
terratenientes. Mientras tanto, en Europa, el fraude de los créditos
de carbono en el Sistema de Comercio de Emisiones (ETS por su nombre
en inglés) ha provocado pérdidas de aproximadamente cinco mil
millones de euros. La Oficina Europea de Policía (Europol) calcula
que “en algunos países, hasta el 90% del volumen total del mercado
fue generado por actividades fraudulentas”.

Los riesgos son obvios, así como la imposibilidad de regular un
mercado tan complejo. ¿Y cuál es el objetivo de mantener este
edificio tambaleante, aparte de generar enormes ganancias para los
comerciantes de carbono? Asegurar que las empresas puedan comprar
créditos de carbono para seguir liberando gases de efecto
invernadero.

Por Chris Lang, http://chrislang.org

inicio <#0>



--
http://www.wrm.org.uy

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Wednesday, 12 de January de 2005

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